guiado por las apariencias

26/8/08

Sobre el amor de Ruskin.

Vittore Carpaccio, El Sueño de Santa Úrsula. (detalle).

John Ruskin se casó con Effie Gray en 1848. Fue un matrimonio auspiciado por su rica familia. La pareja nunca llegó a consumar su unión. Existen diversas teorías respecto al por qué de la incapacidad de Ruskin para mantener relaciones sexuales con su mujer. Al parecer se sintió amedrentado por su feminidad. Algunos dicen que le aterró la visión de su bello púbico, puesto que sólo había contemplado desnudos femeninos en las estatuas antiguas en los que éste se omite, otros mantienen que fue la menstruación lo que perturbó al teórico inglés. Effie consiguió la anulación del matrimonio y se casó con el pintor John Everett Millais. En 1959 Ruskin conoció a la niña de 11 años Rose La Touche y se enamoró de ella. Cuando Rose cumplió 17, le pidió matrimonio, él tenía 50. Los padres de la chica se escandalizaron y consultaron a Effie, la cual les respondió en una célebre carta en la que tacha a Ruskin de haber sido un marido perturbado y represor, lo cual probablemente era cierto. Ruskin fue rechazado. Rose desarrolló con los años una enfermiza obsesión con la religión que degeneró en psicosis. Murió a los 27 en un sanatorio de Dublín, desnutrida a causa de su fuerte anorexia. La muerte de su amada impactó a Ruskin, que ya sufría crisis depresivas graves desde su juventud, y provocó el colapso definitivo de su salud mental. El pensamiento ateo que había ocupado sus años de madurez fue sustituido por una nueva etapa de fervor religioso. Se interesó fuertemente por el espiritismo e intentó contactar con el alma de Rose. En sus viajes a Venecia creyó encontrar la representación de su amada en la Santa Úrsula del ciclo de Carpaccio. Ruskin pasó sus últimos años prácticamente encerrado en Brantwood, su casa de campo, con crisis de demencia cada vez más frecuentes y escribiendo su maravillosa última obra: Praeterita, una autobiografía que quedó inacabada.

¿Consiste el arte principalmente en perseguir fantasmas? ¿Y la vida? Sin duda, para que el arte sea brutal, hay que creérselo. Pero creer es tan difícil en un Mundo en el que todo va tan deprisa, en el que todo resulta tan inestable, tan poco creíble… Supongo que es un buen resumen de la esencia del Romanticismo: los hombres aun quieren creer, pero ya no saben en qué. Es un problema que sigue aun vigente. Siempre me ha llamado la atención el hecho de que hoy en día la palabra "romántico" a nivel popular se relacione principalmente con el amor erótico idealizado. Pero claro; ¿qué hay más variable que una persona, que una vida? ¿qué hay más romántico que creer en una persona, en una pareja?

Creer cuando vives en el imperio de lo fugaz y lo relativo puede llevar a terribles decepciones. Pero si no creemos, la vida se vuelve gris y aburrida. Supongo que no queda otro remedio que moverse entre medias, alternar, esquivar. Buscar a Rose un martes en Venecia en los cuadros de Carpaccio y conformarse un jueves con una siesta apacible acompañado de un par de gatos.

Cuando la luz del sol se te escurre entre los dedos, las cosas pequeñas te salvan la vida. Cuando el alma se pierda, bájate a descansar al cuerpo.

Como siempre, pincha en la imgen para verla más grande.



3 comentarios:

nihil dijo...

me gusta mucho q seas obsesivo y des vueltas siempre al desgraciado de Ruskin, es una historia muy curiosa y siempre le sacas algo más de chicha.
espero q leas, sino lo has hecho, las cartas de Abelardo y Eloísa: amor en el medievo, intelectuales pedantes, emasculación y castidad forzosa... grandes temas para chicos amantes de lo rancio.
Felicidades Tejón, otro año más dando guerra! vas por buen camino (supongo)

nihil dijo...

Por cierto, brutal el Calvin y Hobbes

Anónimo dijo...

Felicidades!