guiado por las apariencias

19/3/12

Todo es susceptible de ser bello.

Lo bello es un concepto con matiz negativo; pero negativo en un sentido plástico: como el negativo de una foto, de una sombra, de una silueta o de un recorte.

Todo puede ser bello, pero no todo puede serlo a un tiempo. Sentir la belleza supone realizar una elección. Tomar una porción, de alguna manera despreciar la belleza de todo lo demás. Aquello que es descubierto como bello, es elejido, es especial por haber sido elejido, por poco más. Misteriosa es la capacidad de determinadas cosas de tener mayor propensión a resultarles bellas a más gente...

En esa elección queda todo. Que cosa tan endeble. Como enamorarse, desde que sucede, lo único que puede pasar es que se vaya perdiendo. Convirtiéndose en otras cosas, en ocasiones para nada peores.

Y la memoria, la gran retenedora, podría parecer una enemiga acérrima de algo tan fugaz. Pero no lo es, es su secreta aliada; misteriosa amornía de contrarios.

A veces incluso se confunden la memoria y la belleza, siendo cosas tan distintas. Pero si la intenligencia humana tiene un vicio, ese es el de malentender las cosas más evidentes...

La confusión de la belleza y la memoria se llama melancolía. Una emoción estúpida, pero muy elocuente en lo que respecta a la avería intrínseca de la naturaleza humana.

La estupidez de la melancolía confunde avería con pecado... pero poca culpa tenemos de ser tan miserables. Con lo mal que estamos hechos, bastante es que nos levantemos y sigamos cada mañana.

Incluso, a veces, nos quedan fuerzas para fijarnos de verdad en algo, para descubrir su belleza.

Eso es todo.