guiado por las apariencias

29/6/08

Panta Rei

Hay momentos.
Hay momentos en los que por fin te enamoras y esa persona resulta vivir a miles de kilómetros de tu país. Hay momentos en que la vida te lleva a otra ciudad cuando por fin te sentías como en casa. Hay momentos en los que te lías con quien menos te lo esperabas y descubres que te gusta. Hay momentos en que tras años de amargura dejas de estar triste e incluso te asusta. Hay momentos en los que tu fuerza y tu optimismo, que creías eternos, se encuentran con un problema que no saben superar. Hay momentos en que la persona de la que lo sabías todo empieza a esconderse y a mentirte. Hay momentos en los que los cuerdos pierden la cabeza y los locos dan consejos razonables. Hay momentos en los que alguien que era eterno para ti, se descubre mortal. Hay momentos en los que te quedas embarazada. Hay momentos en que conoces a alguien que te sorprende por estar convencido de algo y lleno de sueños. Hay momentos en los que vuelves a llorar después de ocho años sin hacerlo. Hay momentos en los que tus sueños de infancia se hacen reales por un momento y luego se desvanecen. Hay momentos en los que necesitas un abrazo y nadie te lo da. Hay momentos en que alguien te sorprende con un abrazo y te das cuenta de cuanto lo necesitabas. Hay momentos en los que te sientes sólo y aun así elijes como única compañía el repiqueteo de las teclas del ordenador. Hay momentos en los que los cambios te asaltan, te confunden, todos los planes que habías estado haciendo pierden su sentido y sólo queda decir "vale" y seguir, porque nunca se sabe, porque, a veces, hasta España puede ganar la Eurocopa.
El Señor Tejón se desea unas felices vacaciones y espera volver con un gran "vale" luchador (no conformista) que le prepare para cualquier eventualidad.
El Señor Tejón desea a todos sus allegados en diversas crisis: fuerza y sabiduría.
Y como concretar es contar menos, les dejo con un regalo (clásico, hay que verlo a pantalla completa) y hasta el día 9, que vuelvo.

21/6/08

Noli me tangere.

Noli me tangere.


"Jesús le dijo: no me toques, porque aun no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios."

Juan 20:17


Aunque hubo una época en la que el cristianismo me interesó mucho, me dediqué principalmente a leer a teólogos, filósofos y fenomenólogos relativamente ortodoxos: Renée Girard, Xavier Zubiri, Mircea Eliade, a lo sumo Robert Graves. A día de hoy, estoy muy lejos de estar versado en tan amplísimo y complejo tema, porque casi todo lo que leí al respecto lo he olvidado y porque tampoco leí mucho. Nunca me he decidido a leer interpretaciones modernas más literarias y heterodoxas de la vida de Jesús, como El Evangelio según Jesucristo de Saramago (aunque le tengo ciertas ganas), o El Código da Vinci (que no me hace ninguna ilusión).

Sí he leído y releído los Evangelios unas cuantas veces, de hecho me apasionan. Mi preferido es Marcos: el más antiguo y el más sencillo. En Marcos hay muy pocos milagros y ninguna referencia al Infierno. Sobre todo a partir de la lectura de la Biblia he sacado mis propias conclusiones y montado mi propia historia sobre quien debió ser Jesús: un Iluminado sencillo y humilde (combinación extraordinariamente sorprendente). Un hombre, no un Dios. Un genio volcado en los intereses éticos y sociales, por encima de los espirituales. Alguien que encontró una salida y quiso regalarla a todos. La salida: ama, ama a los demás. Date, sin miramientos, sin distinción. Sólo así podremos escapar de la mezquindad de nuestra condición humana, de nuestra obsesión por retener, que surge en nuestra esencia más profunda, cuando la primera decepción, nuestra primera esencia, nos hace desarrollar el lenguaje, la razón y toda esa gran construcción que es nuestra personalidad y que nos separa del entorno y nos deja huérfanos sin inocencia. Hasta aquí el desarrollo ya es bastante brillante, pero Jesús regala una vuelta más, algo tan sencillo como: "lo que cuenta es la intención". Es imposible llegar a tal entrega absoluta, pero si lo intentas, aunque falles, si sientes tus fallos y te levantas y vuelves a intentar ser noble y bondadoso, entonces es suficiente. Intenta ser bueno, intenta amar, inténtalo cada día y la sensación de confusión, de vacío, de ausencia, de falta de simpatía; desaparecerán.

Luego está todo el rollo de los milagros, que aumentan según los evangelios son más tardíos y que son mera publicidad. El rollo escatológico y metafísico que es de clara influencia hebrea y neoplatónica. El rollo ritualista de los sacramentos que tiene que ver mucho con el entorno judío profético en el que nace el cristianismo, y también con todas las religiones mistéricas y gnósticas que pululaban por el mundo romano. Y un largo etcétera de, en mi opinión, añadidos y remiendos, que durante más de 200 años no pudieron pervertir del todo la esencia moral, social y romántica de la palabra de Cristo. Los cristianos conquistaron el Imperio romano, el ejército más poderoso de Occidente, a base de moral, de sacrificio, de poner el cuello cuando el represor mostraba la espada, de abolir la condición de esclavo o de mujer como algo negativo en sus celebraciones religiosas (hubo sacerdotisas hasta la asimiliación de la iglesia por el Imperio). Como San Pablo, muchos perseguidores de cristianos se acababan convirtiendo por el choque de principios que suponía matar a gente que se dejaba matar sin dudar. Mucho se ha vendido el concepto de que esto era por la escatología cristiana: por la Fe en la otra vida y demás. Pero había muchas religiones mistéricas con escatologías trabajadas en Roma, y ninguna acabó causando el impacto del cristianismo, culto que empezó siendo apoyado principalmente por la escoria de la sociedad. No fue la creencia en la otra vida lo que les daba esa fuerza a los cristianos, lo que les empujaba a no huir de las ciudades infestadas por la peste y ser los únicos en quedarse para cuidar a los enfermos jugándose la vida. Su poder provenía del Amor y de la Moral. Es una religión individualista y romántica y, como tal, Jesús debía de ser un hombre individualista y romántico.

No soy el primero en pensar que la idea de que Jesús fuese casto y María Magdalena prostituta suena falsa a más no poder. Si no me equivoco (no me apetece comprobarlo), la condición de puta de la Magdalena no está en los Evangelios. Creo que fueron los padres de la iglesia, los auténticos destructores definitivos de lo que fue Cristo, desde el siglo IV hasta la hedionda organización que es la Iglesia Católica hoy (al protestantismo ya le daré un repaso en sucesivas entregas de mis divagaciones), los que relacionaron la figura de la prostituta a la que Jesús salva ("el que esté libre de pecado que tire la primera piedra") con la pobre Magdalena. En el cristianismo el cuerpo es fundamental, la sexualidad si es noble, comunicativa y respetuosa no puede ser pecado. La austeridad espiritualista del judaísmo es superada en el cristianismo, aunque ya en los Evangelios, la contaminación neoplatónica deja su huella y hay escenas como la de "no me toques". Jesús nunca impediría a su amada tocarle, porque su creencia es la creencia del abrazo, de la ternura, de comer la carne y beber la sangre del otro para entrar en comunión con él, del orden imaginario de Lacaan y del sexo liberado en su inocencia tan difícil de lidiar.

Pero, en gran parte con el objeto de convertir un mensaje integrador en un mensaje machista, misógino y excluyente, se fue haciendo hincapié en la pecaminosidad del sexo, de la mujer, de la carne; que tan buena base bien construida tenía en el judaísmo anterior, en la tradición romana y en casi todas las corrientes de pensamiento existentes. Así que los abrazos de Jesús y María Magdalena fueron convertidos en tabú, su relación quedó enterrada, sus hijos olvidados, sus cuerpos unidos y amados en vida, separados en la Historia. A Jesús le hicieron Mesías y Dios, y a ella puta y penitente, vestida de esparto, rechazando su corporeidad y sola, al final de sus días.

* * *

Ayer fui al Prado a ver el Noli me tangere del Correggio. Es un tema crucial de la pintura, es un tema que define una parte muy importante de lo que es la pintura. El "mírame y no me toques". Esa incorporeidad de lo pintado es muy atractiva porque lo que no tiene cuerpo no muere ni pasa. La pintura tiene esa tensión: nunca acaba de satisfacer porque genera una distancia, obliga a la catarsis, a la separación del yo para ser entendida. Pero por otro lado da la satisfacción de lo suspendido, de lo que dura, frente a nuestra vertiginosa y abrumadora condición corporal. Buscando en Internet he encontrado numerosísimos ejemplos de este tema tan fascinante, son una colección de pinturas maravillosas. Es una historia terriblemente romántica: la de los amantes unidos en vida pero separados para ser inmortalizados. También habla de lo importante de esa dualidad de lo real, por un lado el arte, la idea; perfecta y eterna pero lejana. Por otro, el cuerpo, el sexo; blando y caliente pero fugaz. La conclusión: la esquizofrenia está implícita en la condición humana. La anécdota: el cuadro no estaba, se lo habían llevado a la galería Borghese. No sólo no pude tocarlo, ni siquiera pude verlo y de él sólo me quedó la idea más pura por lejana, que he intentado transmitir en estas palabras.

Si algo me gusta de la pintura, de los museos, es que, aunque no pueda tocar esos mundos, SIEMPRE están ahí. odio que se lleven los cuadros o que los cambien de sitio, pero son cosas que pasan: Noli me tangere, Melancolía.

* * *

Epílogo: ¿Y se puede dar una vuelta de tuerca a algo tan complejo? Yo no podría, pero Picasso sí. En La Vida (pintado con 22 años), utiliza el gesto represivo de la mano de Jesús en los Noli me tangere, para que el hombre que se abraza a la mujer amante, (Sabartés, su amigo suicidado) se separe de la madre. Qué Genio, esa fue su salida vital y artística: amaré tu cuerpo como si me entregase del todo, pero será mentira porque mi vida será sólo mía. Picasso no era esquizofrénico en absoluto, ¿cómo lo haría?. Al final en él, como persona y como artista, siempre me llega una gran lección de relatividad: que por muchas cosas que descubra sobre los hombres y el arte, siempre hay alguien que escapa a la norma. La frase "hay gente pa tó", queda al final como única sabiduría…




18/6/08

She was such a lady!

Casi todo lo que sé de cine lo aprendí de crío. De niño y de adolescente me tragaba de todo: serie B, western, los estrenos comerciales, cine independiente, lo que fuese. Sobre todo mucho cine clásico americano que, por mi padre, en mi casa era toda una institución. Hoy sólo veo pelis concretas de directores que me interesan mucho, entre las cosas que he dejado, una de las que más añoro son los musicales. Los musicales no presentan conflictos muy profundos, son la pura perfección formal. Cuando te gusta un medio disfrutas con todo lo bueno de ese medio. En pintura, ahora, me encanta ver a Goya y a Velázquez con toda su enjundia, pero también me derrito ante la pura pintura de un Ghirlandaio o de un Corregio. Hoy se ha muerto Syd Charisse, las piernas más grandes de la historia del cine. En su honor cuelgo este vídeo en el que todo es perfecto: cómo bailan, cómo está rodado, la ropa, la canción interpretada por Sammy Davis Junior... Un día de estos tengo que sacar tiempo y volver a ver musicales, algún día.

El Tejón se quita el peludo sombrero en honor a una de las más grandes y le dedica esta entrada a otra de las más grandes, de las más grandes de mi vida. Ojalá la vida fuese tan perfecta y sencilla como los musicales.

Para Gatis, para siempre.

16/6/08

Camela vs. David Delfín.

Camela vs. David Delfín.

El otro día fui invitado (fui colado más bien) al acto más cool en el que nunca me he visto. La flor y nata de la sociedad madrileña se dio cita en el Matadero de Legazpi para homenajear al diseñador David Delfín, que iba a ser premiado por la ciudad de Madrid con un distintivo que se da todos los años a un diseñador. Acudieron el señor alcalde Don ALberto Ruiz Gallardón y algunos personajillos más de cierto "status" público como Eva Hache, Alasca, Bimba Bosé, etc.

Huelga decir que, en principio, el evento me resultaba igual de apetecible que ser emasculado por una pandilla de roedores rabiosos. Pero iban algunos buenos amigos, me insistieron y, principalmente, no había nada de comer en mi casa, yo cada día estoy más delgado y el catering prometía ser fastuoso. Nada más llegar vimos al alcalde y como las malas noticias nunca vienen solas, nos enteramos de que si queríamos comer y beber teníamos que esperar a que le dieran el premio al Señor Delfín. Bueno, hasta el momento la experiencia no era muy grave, charlamos animadamente un ratete y en seguida nos reunimos frente a un escenario donde un par de personajes iban a lamerle un poco el culo al homenajeado antes de que al fin nos dejaran cenar. Y comenzaron a hablar.

Primero se subió una mujer de hermoso talle y limitado conocimiento de nuestra lengua que comenzó citando a Adolf Loos. Adolf Loos, arquitecto Austriaco, fue adalid del funcionalismo, la relación (peregrina) con Delfín consistía en que, al igual que Loos defendía que el diseño no debía ser meramente decorativo, David Delfín, dotando de contenido conceptual a sus creaciones, trasciende así mismo el puro ornamento. "Pobre Adolf Loos", pensé, pero al fin y al cabo yo nunca he leído nada escrito por este personaje, y mis conocimientos sobre él estaban muy por debajo de lo que aporta la Wikipedia (acabo de leerme el artículo), así que seguí allí, papando mierda, en espera de la nutritiva recompensa. Pero, ay de aquellos que venden su alma al diablo por tan nimia prenda, pues su mezquindad a menudo es castigada.

La referencia utilizada a continuación me tocó de un modo mucho más profundo y aun me revuelve las tripas. La ponente, vocalizando trabajosamente las palabras que leía en un papel (que tengo mis dudas de que ella misma hubiese escrito) osó citar a John Ruskin. ¡A John Ruskin! Se me dispararon las alarmas: mi pobre Ruskin, el ser más inocente, purista, idealista, romántico, disparatado y, sobre todo, sincero, que puede haber vivido, citado al servicio de lo más falso, vacío, necio y mediocre. Se me pusieron (literalmente) los pelos de brazos y piernas de punta. No quería dejar mal a mis amigos, pero necesitaba salir de allí. Estaba rodeado de gente y empecé a decir: "me quiero ir, me quiero, ir", pero aun me retuvieron unos minutos más.

Justo acabó la mujer y se subió otro tipo, un profesor de estética de la Autónoma al que tenía la fortuna de no conocer llamado Fernando Castro. Éste, que sí hablaba castellano y sí había escrito él mismo sus palabras, acabó de joderme. Primero citó a Lacaan y luego la frase de Joseph Beuys: "el silencio de Duchamp está sobre valorado". Joder, la mierda: Lacaan, al que tanto citan los seudoposmodernos, expresa como nadie los problemas del hombre de nuestro tiempo, pero lucha por buscar soluciones, se preocupa y habla con criterio y profundidad (son cosas que no hace falta ni decir). La frase de Beuys, efectivamente boga por un arte con contenido, frente a la desolación duchampiana, pero Beuys tenía realmente contenido, tenía verdaderas preocupaciones sociales y espirituales. David Delfín, no. David Delfín es un mal diseñador de moda que añade a sus creaciones ciertos mensajes manidos, aburridos y simples, con cierto aire provocativo, para poder vivir del cuento. Joder, que quiera vivir del cuento, pase, pero NO SE CITA A BEUYS Y A RUSKIN EN RELACIÓN CON SEMEJANTE ESTUPIDEZ. Lo de Beuys fue demasiado, salí corriendo.

Hace poco conocí una persona que se quejaba de que en el mundillo del arte (David Delfín pretende formar parte de ese mundillo), supongo que en el mundillo intelectual en general, la gente ya no sentía, no se emocionaba, todo era mediocre. Cuando me decía eso yo matizaba sus opiniones: yo sí creo que ciertos campos están mal, se debe en gran medida a que el arte de masas se ha impuesto y puede ser magnífico: están el cine, la música pop… Pero lo que sí es cierto es que, progresivamente, en todos los sectores, desde la educación primaria a la alta cultura, estamos tendiendo a una simplificación y necedad tales, que empiezan a resultar siniestras. Los círculos de gente de mi edad supuestamente "intelectuales" siempre me parecen vacíos y pedantes, ni siquiera lo suficientemente irónicos y destructivos (como lo era Duchamp). Yo soy una persona muy romántica, creo en el arte, creo en la sinceridad de los mensajes, creo en el individualismo (en el de verdad; en que cada uno tiene que construirse así mismo, no en el de Nike) y me jode, sobre todo, la simplicidad y la estupidez, y me jode mucho más cuando se ponen las voces de los genios del pasado al servicio de esa estupidez. Al final, la gente joven más interesante, y también la más culta, que he conocido, se mueven al margen de los círculos considerados "intelectuales". Tal vez, porque ante tanta chorrada, la incapacidad de encontrar algún tipo de vía interesante e ilusionante que pueda aglutinar a un cierto número de personas se ha hecho aplastante. Ya nadie se cree las vanguardias, ni Mayo del 68.

Últimamente he estado un poco bajo en general, en mi proceso de reanimación ha habido algo inverosímil que me ha ayudado a recuperar energías: Camela. Camela es un conocidísimo grupo de tres amigos del barrio de San Cristóbal de los Ángeles (que está en Madrid pero no tengo ni papa de donde), que grabaron una maqueta en 1994 haciendo acopio de todos sus ahorros: 200.000 pesetas de las de antes. Un productor les oyó y apostó por ellos a una escala humilde: la de los discos de gasolinera. Camela reventó; son disco de platino, sus videos son superproducciones tremendas, hacen conciertos multitudinarios. Sin duda, generan en uno la duda de qué significaba la palabra "hortera" antes de que ellos aparecieran. Si Platón tenía razón y existe un mundo de las Ideas donde conviven las esencias conceptuales; Camela está allí como esencia del horterismo. Pero, joder, por eso son grandes, porque son algo en su estado puro. Cuando a Paulina Rubio o a Ricky Martin le componen un tema, todo está pensado, como en la obra de David Delfín. Camela hacen esa música ellos mismos, ellos son así. Y, tal vez es parte de algún proceso alucinatorio, pero yo lo noto. Cuando me los pongo en los cascos por la calle me dan una energía descomunal y siento que puedo con todo.

En mi humilde intento de inventarme como persona lo menos sujeta a lo establecido que me es posible. En mi proceso de crecimiento, en mi vida, Camela es ya una pieza más de un puzzle gigante y absurdo que no entiendo pero con el que intento ser sincero. Sin duda muchos pensaréis que estoy loco porque me guste, y tendréis razón. Pero lo que estoy dispuesto a defender a capa y espada es que Camela vale un millón de veces más que David Delfín y que muchas otras cosas que nos rodean y amenazan con su vacío y su necedad. Pongámosle corazón a la vida, hombre. Y a la mierda tantas chorradas.




P.D. Notesé que el último plano del video que he colgado está sacado de la película Sin Perdón de Clint Eastwood, Camela también tiene sus referencias...

8/6/08

No hay destino.


Como tengo mañana un examen de Historia Medieval del que no tengo ni idea y quiero aprovarlo a muerte porque si no no acabo la carrera en Junio, he decidido escribirme una entrada del blog. El texto está pensado para leer escuchando esto. Como me sobraba tiempo, también he traducido la letra de la canción. Se admiten apuestas sobre mis resultados en el examen.

No hay destino.

De crío una de mis películas favoritas era Terminator 2 (aun sigo pensando que es un peliculón), una de las frases míticas de la película es "no hay destino". Parte de la trama trata de viajes en el tiempo, se plantea la posibilidad de saber con certeza que el futuro se puede cambiar. Es algo curioso de plantear, algo que el hombre se ha planteado siempre: si su camino está ligado o no a la fatalidad. El entuerto es terrible en dos sentidos: por un lado nuestra razón que constantemente intenta controlar y someter lo que le rodea, siente una especie de descanso ante la posibilidad de que los esfuerzos de la voluntad sean inútiles y de poderse abandonar al imperio de las circunstancias. Pero por otro lado, está la frustración de sentir que nuestros actos son futiles ante la inmensidad del cosmos.

A veces, da la impresión de que podemos ver el futuro: visionamos el fruto de nuestros esfuerzos, de nuestras esperanzas, con una claridad prístina. Cuando en una época se da la sensación de que los objetivos se cumplen, de que voluntad y circunstancias van de la mano, se produce una sensación de pujanza, de alegría con el Mundo en el sentido filosófico del término, de armonía. La Atenas de Pericles, la primera Francia revolucionaria, incluso la contra cultura hippie. Suelen ser periodos cortos, intercalados entre grandes momentos de mayor o menor desaliento, de decadencia, de añoranza de esas Edades Doradas.

Goya vivió desde España la Edad Dorada de la Revolución, con el notable aumento ideal que da la distancia. Goya era un afrancesado. Luego, esa Francia ideal, de manos de Napoleón, esclavizó su España, a sangre y fuego. España consiguió revelarse y zafarse del yugo en la innegablemente heroica y absurda Guerra de Independencia. Pero la consecuencia fue el reinado de Fernando VII: el horror tras el horror.

Goya no pudo más, no quiso poder más. Se retiró con su joven amante, Leocadia Weiss, a la Quinta del Sordo, a vivir un merecido retiro después de una vida llena de sueños de un Mundo mejor. Decoró los muros de ese nidito de amor con paisajes, intentó evadirse, intentó envejecer y morir de espaldas al destino que tan cruel se había mostrado con los hombres, y con él como observador sufriente.

En 1820 llega el trienio liberal, un nuevo sueño y un nuevo horror. Y Goya no puede quedarse al margen. Es un viejo, no puede actuar, pintará sobre los paisajes, sobre la evasión: Las Pinturas Negras. Sobre prados y flores, el perro hundiéndose en el fango de la fatalidad.

Al final, acaba sus días exiliado en Francia. Allí, una tarde en París, visitará a la Duquesa de Chinchón.

La Duquesa de Chinchón era la niña que le miraba en el cuadro de La Familia del infante Don Luis, con una complicidad inocente y maravillosa. A veces el destino también es jodido con los poderosos: al morir su padre, la metieron en un convento, del que salió sólo para casarse con el despreciable Godoy, que jamás la quiso. Con los años, sus lazos familiares y sus ideas también le valieron el exilio. Goya la retrató embarazada de su único hijo: como de niña aparece tan bondadosa, inocente y cándida.

Daría dos dedos de mi mano izquierda por poder mirar por un agujero el encuentro de los dos personajes. Dos caras del desengaño. Siempre que voy al Prado me paro ante el retrato de ella y le saludo y le dedico tiempo. Según sigo viviendo tengo más claro que el Destino pinta perros agonizantes encima de los paisajes de nuestras esperanzas. Según vivo entiendo más y más que El Sueño de la Razón Produce Monstruos.

¿Y qué va quedando? La risa, y las cosas que aprender. Porque aunque todo sea tan confuso que a menudo no sepa por qué sigo aprendiendo o si sirve para algo, supongo que me divierte y me hace apreciar más las pequeñas cosas y el cariño de aquellos que pasados los años siguen a mi lado. Como Goya y la Condesa.

Goya a los 30 años era un artista mediocre, cuando murió tenía 82 años y dejó una obra que está llena de cosas que el tiempo aun no ha entendido, que están delante de nosotros. La Condesa vivió 48 años, murió el mismo año que Goya, y seguramente y a pesar de todo, guardó hasta el final toda esa inocencia en su rostro.



Pinchad en las fotos para verlas grandes. Y de propi, una poesía de Borges, que también viene al caso:

Y uno aprende

Después de un tiempo
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma.
Y uno aprende
que el amor no significa recostarse
y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender...
que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas.
Y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Y uno empieza a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que, si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
Y con cada adiós uno aprende.