guiado por las apariencias

30/9/08

El horror.



Triunfos VIII y III del tarot de Kobe.

1

Sigo leyendo sobre el tarot. Hoy curioseando en Internet he encontrado una baraja que realizó un arquitecto esloveno llamado Boris Kobe, mientras estaba prisionero en el campo de concentración nazi de Dachau. Realmente no tiene desperdicio y merece la pena dedicarle un rato: prisioneros peleándose o golpeándose unos a otros, escenas de hecatombe, hombres famélicos forzados a desnudarse en público, cuerpos que se desploman rendidos por la enfermedad y el trabajo extenuante… Es un tarot completo con sus cuatro palos (las cartas de juego convencionales) y sus triunfos (las cartas adicionales que comúnmente se identifican con el tarot). Las correspondencias con el tarot tradicional (el tarot de Marsella) son confusas, pero las cartas sí mantienen el principio de la doble lectura aportado por Etteilla: los triunfos tienen un dibujo del derecho, su lectura positiva, y otro del revés, su lectura negativa. Lo curioso en este caso es que en ambas posiciones observamos siempre escenas de horror. Los matices más amables de las cartas al derecho son mínimos: por ejemplo, en el octavo triunfo del derecho, un cocinero le niega la comida a un prisionero, en el dibujo invertido el cocinero directamente golpea al preso.

Cuando llega el horror, se terminó la esperanza. La suerte y la voluntad juegan un papel nimio. No hay lección en el horror.

Según la Poética de Aristóteles una historia dramática (prácticamente cualquier historia contada por el hombre) se basa en la presentación de un personaje que tiene un objetivo y que realiza una serie de acciones para conseguirlo, terminando la narración con su éxito o su fracaso. En cuanto la épica más arcaica, basada en personajes interiormente estáticos, deja paso a personajes más complejos (presentes ya en los poemas homéricos), esas acciones desarrolladas no sólo conducen al protagonista de la trama a su objetivo, si no que además producen en él una transformación. Ulises envejece, Hamlet supera sus miedos, Don Quijote abandona el Mundo de las Ideas, Hans Castorp pasa a la acción… Tal vez la película que más lúcidamente plantea el problema del horror de la Solución Final (no me gusta llamarla "el Holocausto", porque no ha sido el único, ni el último), sea El Pianista de Roman Polanski. El viaje, la tremenda odisea, de su protagonista, empieza con él tocando el piano y termina exactamente de la misma manera. El pobre pianista realiza el más largo de los viajes para acabar exactamente en el mismo punto. Ha cumplido su gran objetivo: sobrevivir, pero no ha habido una evolución interior. La única lección que nos deja el horror es la esperanza de olvidarlo.


* * *


2

Hace unos meses mandé un correo a mis amigos, empezaba así:

Una vez, Ángel González preguntó en clase cual era la imagen del siglo XX. Yo no respondí (me daba vergüenza), pero pensé en la bomba atómica. En la bomba atómica confluyen los fascismos (es su golpe de gracia), el capitalismo (las tiraron los Estados Unidos) y el comunismo (se tiraron para amedrentar a los rusos). Además es masificación (de la muerte, en concreto), ciencia e industria; cosas muy propias del siglo. También es, y esto es fundamental, el acto publicitario más brutal de la Historia. ¿Por qué acto publicitario? Las bombas de Hiroshima y Nagasaki no se tiraron para acabar con los japoneses (era una nación ya derrotada y su capitulación hubiese sido tan sólo cuestión de meses), se tiraron para mandar un mensaje a Rusia y a todos: a partir de ahora mandan los Estados Unidos de América. Son una demostración de poder inútil a nivel estratégico y militar. Por eso tiraron dos, porque tenían dos tipos: la de explosión de Uranio 235 (Little Boy, Hiroshima) y la de implosión de Plutonio (Fat Man, Nagasaki); querían probar y enseñar las capacidades de los dos modelos: Un enorme espectáculo de luz y sonido, broche de oro a esa gran demostración del horror que fue la guerra del 39 (por parte de todos los bandos).


* * *


3

Bien, según el ministro de finanzas alemán, la presente crisis económica augura el final de Estados Unidos como primera potencia financiera. Eso sí, pase lo que pase, el país norteamericano seguirá siendo, con mucho, la primera potencia militar del globo. No puedo evitar sentir miedo; mucho.

En el Mundo, gran cantidad de gente vive ya bajo el yugo del horror, aunque esa condición me atormenta, por puro egoísmo, me produce aun más angustia pensar que esa situación pueda expandirse y, sobre todo, atacar a los míos y a mí.

Por desgracia, a ciertos niveles no se puede escapar del horror. Nos rodea en la miseria que sustenta nuestra obsceno modo de vida y en el mal puro de los hombres capaces de cometer atrocidades.


* * *


4

El Mundo contemporáneo terminó de descubir el horror en 1888, gracias a Jack el Destripador (Goya lo había descubierto 89 años antes). Dios no existe y tampoco podemos confiar en la persona: existen hombres mucho peores que malos, hombres capaces del horror, no justificable ya por la existencia del Demonio. Luego llegaron las guerras mundiales. ¿Y ahora qué? Desde 1945 esa ha sido la gran pregunta de la Posmodernidad, una era que toca a su fin sin haber aportado ninguna conclusión clara.

Os traduzco la más famosa de las cartas enviadas por Jack a las autoridades. Va dirigida a Charles Lusk, presidente del Comité de Vigilancia del Distrito de Whitechapel en el momento en el que el asesino estuvo activo. Reproduzco las faltas de ortografía:


Desde el infierno:

Señor Lusk

Siñor.

Le mando la mitad del riño que tomé de una mujer lo guardé para usted lotro pedazo lo freí y comí y estaba muy fueno. Puede que le mande el tuchillo ensangrentado que lo sacó si tan sólo espera un poc más.

Firmado:

Cójame cuando pueda Sennor Lusk.


Desde el infierno.


* * *


5

Y para no resultar demasiado desasosegante me remito de nuevo a mi adorado Goya. Porque él supo ver el horror (estuve viendo la semana pasada los Desastres de la Guerra), al tiempo que nunca perdió su sensibilidad frente a la ternura. Horror y ternura: esas es la moral que yo entiendo, bien y mal son términos lejanos, lo que queda es horror y ternura. Y la risa, claro, la risa más allá de la esperanza, porque la risa crece en el terreno del vacío, del absurdo, del final. Porque el horror es la última broma, en la que sólo Dios, que no existe, y los desesperados, tienen estómago para hacer sonar sus carcajadas.

Siento haber sido tan inconexo.

Saludos.

El Tejón.

Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer



Manola. (Leocadia Zorrilla).






22/9/08

Experiencias.

Lía recién nacida.

La primera fue una chica de 20 años con la que hablé una noche en una discoteca. Yo tenía dos años menos que ella. Íbamos bastante drogados los dos, de éxtasis, estábamos emotivos y hablamos de un conocido común, Jerry. Comentamos que era un tipo especial, atractivo, que tenía carisma. La conversación no debió durar más de diez minutos, pero fue intensa, de una forma artificial como lo son tantas conversaciones nocturnas potenciadas por las pastillas. No recuerdo su nombre, creo que era guapa. El fin de semana siguiente se mató en un coche con otras tres personas yendo a una fiesta en el campo. Fue la primera persona que yo conocía que murió. Antes había muerto mi abuelo y algún amigo de mis padres, pero era yo muy pequeño y no entendí qué pasaba. Por otro lado, la muerte no puede entenderse, pero es la magnitud y la frustración de ese no entender lo que diferencia a un niño de alguien que añora la infancia.

Un par de años después, un amigo me ofreció acudir con él a una conferencia de un escritor chileno que había descubierto y que le gustaba mucho: Roberto Bolaño. Bolaño, por entonces, tenía ya el hígado deshecho y sabía que sus días estaban contados. En un lugar inverosímil, una especie de asociación cultural para viejos por Pío XII, un tipo con gafas, menudo y triste, habló de su visión del Mundo, extraña mezcla de emotividad y nihilismo, encontrándose a las puertas de la muerte. Le esperamos a la salida, iba rodeado de una camarilla de vetustos pelotilleros que le iban a agasajar con una buena cena, aun así nos dedicó unos minutos. Yo le hablé de religión, estaba colgado con el cristianismo por aquellos tiempos. Evidentemente, no le sedujeron mucho mis palabras, si aun estuviera vivo seguro que tendríamos una conversación más jugosa. Pero cuando nos despedimos me dedicó una mirada especial, una media sonrisa melancólica. Al principio no la entendí y luego, durante un tiempo, pensé que se debía a lo estúpidos que le habían parecido mis argumentos. Hoy sé que su mirada era simple añoranza de la energía de la juventud, energía que es todo en la vida, energía que yo tenía y, afortunadamente, aun tengo. Un año y pico después de nuestro encuentro Roberto Bolaño murió, tenía sólo cincuenta primaveras, sólo cincuenta inviernos. Hace poco me leí uno de sus libros: Los detectives salvajes; es una de mis novelas preferidas.

El primer y único cadáver humano que he visto de cerca fue el de mi otro abuelo (he visto otros en velatorios, maquillados detrás de cristales, o en accidentes, al pasar con el coche, pero eso no cuenta). Estaba gris y desgastado, frío como un filete recién sacado de la nevera y con exactamente la misma textura. Lo más extraño de la muerte es la vida: ver que eso, mi abuelo, sea un filete, y que nada se detenga o se distorsione por ello a un nivel fundamental. Miras por la ventana y la gente sigue viviendo, cada uno su vida.

El otro día mi madre me pasó el folleto que ha preparado en memoria de su amiga Blanca Sánchez. Blanca era un ser de novela, de película y de cuento. Y ya no está.


* * *


Y ya se va.


Desnuda como apareció en mis ilusiones,

con el cuerpo delgado, rosa pálido.

Camina entre las hierbas altas allá a lo lejos,

su culo blanco reflecta la luz del Verano.


Se fue ella, se fue la lluvia,

por fin adiós a la tormenta.

Se fue el amor, se fue el dolor, volvió la risa,

yo soy mayor y el sol aun sale por el Este.


Las promesas de los besos que no tuve

se desvanecen como ilusiones revoltosas.

Sólo quedó la intuición de una locura,

el recuerdo de unos sueños de pintura.


Y ya se va

Guardaré el perfume de su pelo.

Y ya no está

nunca haremos el amor en la pradera.

Y la olvidé

como se olvida el sufrimiento.

Y soy más fuerte

pero también mucho más viejo.


19/9/08

El año que vivimos peligrosamente.

El trabajo que estoy haciendo hoy y ayer me aburre de sobremanera. Me doy descansitos para sobrellevarlo; miro mi recién estrenada cuenta de Facebook (es gracioso redescubrir gente del pasado, si leéis esto podéis buscarme por "Germán Huici" y haceros mis amigos), miro el correo (siete veces al día), miro el Marca (seis veces al día), miro el País (tres veces al día), busco alguna tontería en el youtube… Acabo de poner "Year dangerously" y me ha salido esta escena de El año que vivimos peligrosamente, al verla se me ha puesto el corazón a cien por hora… ¡Sólo con un video!

Tengo que empezar a controlar mis emociones… Como me gusta esa película.



18/9/08

Ser es querer.


Este fin de semana pasado estaba en el aeropuerto leyendo los artículos de El País que mi padre me imprime a lo largo de la semana (gracias grandullón), cuando di con una columna de Félix de Azúa que lleva por título Inicuo paso primitivo. Yo tengo mis más y mis menos con las columnas de este autor (nunca he leído sus libros), pero ésta en concreto conecta mucho con mis preocupaciones y me ha motivado para escribir un comentario al texto (que tendréis que leeros primero si queréis entender algo).

Partamos de dos frases:

"La máquina de construir mundos posibles se había puesto en movimiento y gracias a ella el mundo obligatorio, aquel al que habíamos sido condenados (lo que más tarde llamarán El Edén) se convertía en un dominio controlado."

"A partir de la primera imagen quedaba dominada la totalidad de los caballos y podía llegar Platón (29.500 años más tarde) para darles la definitiva patada que los elevaría al mundo de las Ideas, allí en donde se puede amar sin dolor."

Azúa aborda el problema de la aparición de la representación plástica humana, pero en gran medida sus conclusiones pueden aplicarse al lenguaje y a todo el universo conceptual que el hombre acarrea. Pensar, pintar, hablar, escribir, imaginar… aquello que nos hace humanos a un nivel más íntimo, nos separa al tiempo del Edén, que nos rodea con su salvaje inocencia y a la vez se encuentra a una distancia insalvable. Pienso a menudo que la razón humana es un error, que fue útil para aprender a blandir palos, incluso afilarlos y convertirlos en lanzas, pero que, en algún momento, como un cáncer, esa capacidad práctica se desarrolló de forma descontrolada y degeneró en nuestra insaciable ansiedad dominadora y nuestra congénita sensación de desarraigo.

El Zen, el Génesis, Lacaan y sus órdenes, Platón, Cervantes y muchos otros se han planteado estos problemas. A mi me obsesionan también, especialmente en sus implicaciones a la hora de relacionarnos entre nosotros, individuos desarraigados. Si vivir ideas, arquetipos, nos impide a nosotros mismos vivir lo que realmente tenemos delante, nos impide también amar lo que verdaderamente tenemos delante. Amamos ideas, ideas que tenemos de otras personas. Ser amigo de alguien, tener un vínculo familiar o enamorarse, es, en gran medida, un acto de representación, un acto artístico. Amamos aquello que inventamos que una persona es a partir de lo que percibimos, amamos convirtiendo aquello que percibimos en una invención. Te quiero como pinto tu retrato, me quiero como pinto mi retrato, peligro terrible, melancolía, Dorian Gray.

Por suerte, las personas no son sólo ideas. Los otros tienen su propio universo conceptual y actúan. Tienen su propio cuerpo que se mueve, se acerca, se aleja y, eventualmente, muere. Por eso sólo en el Mundo de las Ideas se puede amar sin dolor. Sólo en el Mundo de las Ideas o en el mundo añorado por Cristo en el que el amor es global y absoluto, y, no distinguiendo, no está condenado al sufrimiento que implica la individualización y el deseo. El amor humano amedrenta, supone un peligro, el peligro de no poder controlar nuestras ideas, el amor lleva implícita la frustración y sólo con paciencia y sacrificio puede mantenerse. Hay que aprender a decir "vale", a cerrar los ojos y tirarse montaña arriba, montaña abajo.

Si amar es un proceso creativo; la cultura, el ocio, la riqueza personal, son fundamentales para ello; también el talento innato. Con ello no me refiero a la alta cultura, la cultura popular y tradicional puede ser igual o más rica que aquella. El Mundo de hoy sufre una desculturalización terrible, la aniquilación de la cultura popular y de la cultura religiosa y su sustitución por la escalofriante "cultura basura" que baja sus estándares de calidad año tras año, deja a la gente indefensa, mata su imaginación, mata su capacidad de amar a los demás y de amarse a sí mismo, de inventar e inventarse como personas y de pensar como individuos. En el éxito del modelo social chino, masivo hasta el extremo y despersonalizado; el terrorífico éxito de la Revolución Cultural ha sido sin duda crucial. En la Europa del XIX ya se intentó arrebatar a las clases populares su cultura. No debemos ser ilusos y considerar nuestro tiempo el mejor de todos los tiempos (el peor tampoco); los obreros se revelaron mucho antes que los campesinos en gran medida porque su vida era más terrible: sin un sistema de creencias seductor, sin unidad familiar, sin tiempo libre, tratados como simples números. Hoy las personas que tejen nuestra ropa son de nuevo seres condenados a vivir sin cultura, seres condenados a vivir sin Mundo de las Ideas y sin amor. Cada vez más, se intenta degradar la cultura no sólo de los parias, si no también de las clases medias. Repitiendo los esquemas sociales del Occidente decimonónico, nos dirigimos de nuevo hacia un Mundo en el que las potencias políticas y la macroeconomía juegan su juego sin la más mínima consideración con el individuo. Un Mundo así se avoca al terror y a la guerra, pues la guerra es la máxima expresión de la destrucción de la cultura, el amor y la persona.

Aunque el arte, la literatura, la religión, el diseño, etcétera, hallan estado casi siempre supeditados al poder explotador, su existencia es un dique que evita el terror.

Amémonos los unos a los otros, es una forma de impedir que nos roben lo que somos.

El Mundo de la Ideas puede ser un terreno frío y altivo pero cuando lo plasmamos sobre el otro se templa con el caos de la incertidumbre, se tiñe de rojo con el peligro del dolor de la ausencia y nos aporta el único atisbo de comunión entre carne y alma que podemos sentir aquellos que no somos ni santos ni iluminados.


* * *


Una vez vi una chica guapa en la biblioteca. A menudo las chicas tan guapas me dan pereza, es tan difícil que estén a la altura de las expectativas que crean… es tan desilusionante cuando no lo están… En vez de hablar con ella le escribí una poesía:


¿Por qué amamos aquello que seduce?

¿Por qué creemos que lo bello guarda magia?

El Universo en los ojos de una niña,

tan real como el sol por la mañana:

Sólo es humo, es un ángel sin su lira

Es mentira, es la muerte sin guadaña.


Todo lo dicho tiene unas implicaciones especialmente interesantes en la relación que se establece con los personajes que uno mismo crea. Pigmalión. Pero es un asunto que requiere otro texto.

A ver si empiezo mi novela y me rallo de forma más fructífera. (Ya estoy maquinando y también se avecina una revista literaria).

Besos. Ok. Vale.




16/9/08

Luna llena.



La primera foto es de Patricia, las otras, mías.

Hoy por la mañana he ido a ensayar con mi maravillosa banda y me lo he pasado de puta madre (se quejan de que canto mal mientras que ellos tocan bien, tienen toda la razón, pero coño, el espectáculo que doy, eso no lo valoran. Aun así les quiero). Ensayar me recarga las pilas. Luego he pasado por casa para comer y he bajado a hacer recados. Lo primero, hacerme unas llaves (perdidas OTRA VEZ) y arreglar la cremallera de mi mochila (amo esa mochila). He ido al Mercado de la Cebada que me parece un sitio maravilloso: un espacio basto y absurdo, con puestos de chapa con letreros antiguos. Me ha dado mucha rabia no llevar la cámara porque tenía una luz preciosa, espero hacer fotos mañana y colgarlas. El tipo de la zapatería es un hombre de unos 30 años, calvo y nervioso, que trabaja en un cubículo minúsculo abarrotado de zapatos y máquinas, escucha música metalera a todo trapo y tiene una pila de cd's copiados que llega casi hasta el techo. Me ha dicho que no hacía llaves, que fuese a la ferretería, y que no arreglaba cremalleras de mochilas. Pero cuando le he enseñado que era sólo la del bolsillo pequeño, se ha puesto manos a la obra y en un periquete me la ha reparado. No ha querido cobrarme. Antes de ir por la llave me he dado una vuelta por el mercado, es cierto que la mayoría de los puestos están desocupados, pero es una lástima pensar que vallan a tirar un sitio con tanto encanto para hacer algo que, seguro, va a ser más feo. A lo lejos he visto una chica con el pelo precioso comprando en la pollería, la luz de las cinco entraba por los ventanales y, en general, había buenas vibraciones en el aire, así que he pensado que igual era el amor de mi vida (tengo la teoría de que si lo pienso muchas veces, alguna pasará). Por desgracia al acercarme he comprobado que tenía unos 14 años, pero incluso eso me ha parecido gracioso y bien así. Luego he hecho la llave y he ido al Compro Oro de Montera porque conozco al hijo del dueño y me había dejado un regalo de cumpleaños a recoger (gracias Jose, a ver si mañana puedo pillarlo). La mujer no lo ha encontrado, pero siempre me gusta pasar un tiempo ahí y ver el ambiente súper macarra. Me monto la historia de que impresiona ver a un personaje como yo entrando ahí y diciendo: "me llamo Germán, hay un paquete para mí". He vuelto a casa y he leído una entrada de Los Tarados que me ha gustado mucho (grande, Dani) y luego en seguida me ha llamado Mercedes y he quedado con ella, hemos cenado y tomado unas cañas en un par de terrazas. Me encantan las terrazas, aunque sean caras, y me encanta compartir ese gusto con mi amiga Meme. Luego, volvía a casa pronto y me he encontrado con Lucía y Patricia (que estaban en otra terraza), ha sido un encuentro fantástico porque Lucía se va dentro de nada a Londres (suerte y fuerza Lu) y así me he podido despedir y también ver a Pat y quedar con ella para mañana. Luego llegué a casa con pretensión de escribir pero hablé primero por teléfono con Aitor y luego con Raquel. Llevo todo este medio Septiembre teniendo larguísimas conversaciones con Raquel que está viviendo un "tardoverano" realmente sorprendente, sumida en una regresión a la adolescencia y conmigo de confidente telefónico. Para cuando me he querido dar cuenta eran las 4. Quería haber escrito un texto sobre un artículo de Félix de Azúa (que no suele convencerme del todo pero esta vez sí) pero no me ha dado tiempo. Pero bueno, ya lo haré mañana, hoy fue día para otra cosa: para retomar mi vida después de mi último examen de la carrera, para asentarme en la situación vital que tengo ahora e ir aprendiendo a sentirme cómodo en ella. A veces la frase "hoy es el primer día del resto de tu vida", parece estar llena de sentido.

Cuando estuve en Moscú, le pregunté a la chica que nos guiaba por la ciudad qué impresión le causaba el monumental metro cuando era niña. Me dijo que ninguna, porque la costumbre le hacía asimilarlo y verlo como algo corriente. La chica era un encanto, pero ese comentario me parece triste. Si no podemos apreciar las maravillas que están al alcance de nuestra mano, las más sencillas y cotidianas, todo se vuelve muchísimo más oscuro.

Esta noche hay una luna llena desproporcionadamente grande. Es maravillosa.

Escribiendo la palabra "desproporcionadamente" me he dado cuenta de lo larga que es. Joder, es muy larga.

11/9/08

La rosa que creció en el asfalto.



Lo creáis o no, 2pac Sakur es uno de los talentos más extraordinarios de todos los tiempos. Vivió a penas 25 años, pero fueron suficientes para escribir cientos de canciones y poemas maravillosos. Siempre es ambiguo, complejo y formalmente un genio apabullante, tiene un aura intensísima y utiliza unas metáforas que, francamente, despiertan mi envidia. En este video se queja de la falta de piedad de los blancos estadounidenses con los negros estadounidenses. Dice que si te encontrases una rosa que ha crecido en el asfalto simplemente dirías: "¡Joder, una rosa ha crecido en el asfalto!", no debería importarte si sus pétalos están mellados o su tallo retorcido, porque una rosa crecida en el asfalto es un milagro. 2pac dice que los chicos que consiguen crecer en los ghettos son como esa rosa.

Bonito ¿verdad? Yo una vez encontré una Magnolia en el asfalto. Le dedico este post en este 11 de Septiembre, su día.


9/9/08

Me quito la careta.

Siempre he odiado al puto Charlot. El tipo es muy bueno, pero es tan cursi como yo y eso no se lo perdono a nadie. En la escena de Tiempos Modernos en la que patinaba con los ojos vendados a punto de caer constantemente por un agujero, siempre deseé que se cayera y se rompiera la crisma. Luces de la Ciudad me disgusta un poco menos. Aunque es todavía más cursi, era una de las películas preferidas de mi abuela y me recuerda a ella. En fin, estoy ahora colgado con el Franco Battiato y he encontrado este video que cuelgo con un texto antiguo que he redescubierto y me ha gustado, aunque es jodidamente cursi. Maldita sea...



Cuando el Oso negro se asomó al otro lado encontró a la emperatriz enferma, convaleciente en su cama. Ésta se percató de su presencia y con una sonrisa le dedicó una mirada, abrió su corazón y de su interior salieron palomas de fuego.

Las palomas de fuego son animales puros pero sin brillo en los ojos, sin días que vivir después del hoy, sin recuerdos de un ayer que se consume en el vientre oscuro de una roca vieja cubierta de musgo. Su fuego es el fuego del dolor de los inocentes y su muerte llega con el frío de las lágrimas de los culpables y de los amantes que han sido abandonados por haber traicionado a su amor.

El oso nunca traicionará a la emperatriz, pero es un oso, demasiado peludo, incapaz de hablar o vestirse y, aunque es bien educado, jamás podría aprender la estricta etiqueta de la corte. Pero a la emperatriz ya no le importa, su cuerpo languidece y su belleza resbala por su piel aun joven pero gris. Su mal le consume y puede ahora ser libre y entregarse al cálido abrazo de su eventual compañero, rey del bosque.

El romance que no conoce mañana brilla sin temor a que sus promesas se vuelvan mentiras. Los dos amantes, desnudos, hombre y mujer, juntos, muy juntos, apretados, miran volar las palomas. La noche arde con todos los pájaros de fuego. Su mano coge su zarpa, con la fuerza de algo eterno.


Voglio vederti danzare.



El Cosmos se organiza como un baile. Nosotros rompemos su armonía intentando cambiar su ritmo. La esencia del ser humano es la resistencia: intentar retener el pasado, intentar controlar el futuro. Miedo y esperanza.

Pero el Cosmos se organiza como un baile; lo que va viene, lo que fue será y nosotros nos iremos y no volveremos más. Nosotros, lo que se mueve en nuestras cabecitas, no es parte del Cosmos. La inteligencia humana es algún tipo de error, por eso queremos creer que podemos vivir después de muertos, porque nos cuesta admitir que somos parte del Todo que viene y va en el baile eterno de Lo que sea.

Últimamente estoy hasta el culo de hacer las cosas mal.


4/9/08

Música Pop, bendita música Pop.

Mi disco de este verano ha sido Who's Next de los Who (un clásico en mi vida). Who's Next sale de Lifehouse: un proyecto fallido que Pete Townshead intentó retomar varias veces pero que nunca consiguió realizar. Lifehouse debería haber sido una ópera rock cuya música fuese en consonancia con el público hasta un nivel extremo. Cada miembro de la audiencia hubiese aportado los gráficos de sus constantes vitales e información sobre su personalidad y su vida, Townshead pretendía componer ayudado de ordenadores, conjugando todos los datos recogidos para conseguir llevar a la audiencia hasta un climax de tal intensidad que terminase produciendo una iluminación espiritual colectiva. Por aquel 1970, Townshead estaba muy colgado con el LSD y con las enseñanzas del santón hindú Meher Baba. El estado que buscaba inducir en el personal era una especie de trance perpetuo, en el que los afortunados "bailarían hasta sumirse en la inconsciencia".

Como todo esto resultó más complicado de lo que podría pensarse a primera vista (ironía), acabó juntando el trabajo inacabado y formó Who's Next; uno de los mejores albums de rock'n'roll de la Historia. En las canciones del disco se desarrolla parte de lo que hubiese sido la trama de Lifehouse: En un futuro súper polucionado, la gente, para sobrevivir, ha de llevar unos trajes protectores que no se quitan nunca. Para poder relacionarse unos con otros a través de estos trajes, todos están conectados a una red virtual que les produce estímulos, aunque de este modo las personas no sienten experiencias reales (muy parecido a Matrix y preludiando Internet en ¡¡¡1970!!!). Una campesina escocesa, Mary, se entera de que hay una resistencia que va a hacer un gran concierto de rock'n'roll en Londres con el fin de conseguir que las personas recuperen la capacidad de sentir experiencias verdaderas. Mary se escapa, pasa aventuras y acaba en el gran concierto. En plena sesión la policía les acordona y está a punto de entrar cuando la música llega a su clímax. Así, en ese momento, la intensidad es tal, que el trance sonoro les catapulta a un estado espiritual superior que hace desvanecer sus presencias físicas. Cuando los maderos entran se encuentran un local vacío.

Hoy en la universidad había un tipo de seguridad que nos mandaba callar cuando hablábamos. A ver si se me entiende: ¿QUÉ COÑOS ESTÁ PASANDO? Hace sólo 20 años, en Madrid, en los 80', a todo el mundo le hubiese parecido un puto escándalo que un tipo con porra y esposas se pasease y guardase el orden en una facultad universitaria. Los hippies eran extremadamente ilusos, el estrepitoso fracaso de su excesivo idealismo fue la crónica de una muerte anunciada, pero ¿qué mierda de juventud desengañada hemos vivido a cambio? Cuando miro a la música pop reciente, a la de esta década, me pregunto: ¿quien ha salido? Entre los artistas que han realizado impactos mediáticos, comerciales y sociales considerables, y que yo considero que tienen cierto talento y que, al menos, hacen su propia música, me surgen tres: Eminem, The Streets y Amy Winehouse (hablo de ellos porque han petado con algo suyo y bien hecho, no porque sean los que más me gusten). Sinceramente es difícil pensar en muchos más de auténtica repercusión; ¿qué tienen en común estos tres? ¡Los tres se dedican casi exclusivamente a hablar de su vida! Encima, los tres son drogadictos y su vida es la de un drogadicto. No es que crea que halla nada terrible en ello pero ¿en eso ha quedado todo? ¿Del Nirvana -y el término va con segundas- a "menudo pedo me pillé ayer"?

Supongo que la respuesta es sí: en eso ha quedado todo.


En palabras de John Lennon, 1970, tan sólo unos meses después de la separación de Los Beatles:


Dios.

Dios es un concepto

por el que medimos

nuestro dolor.

Lo diré de nuevo:

Dios es un concepto

por el que medimos

nuestro dolor.

Sí.

No creo en la magia.

No creo en el I-Ching.

No creo en la Biblia.

No creo en el tarot.

No creo en Hitler.

No creo en Jesús.

No creo en Kennedy.

No creo en Buddha.

No creo en mantras.

No creo en la (Baghavad) Gita.

No creo en el yoga.

No creo en los reyes.

No creo en Elvis.

No creo en Zimmerman.

No creo en los Beatles.

Sólo creo en mí.

En Yoko y en mí.

Y esto es realidad.

Yo era el tejedor de sueños,

pero ahora he vuelto a nacer.

Yo era la morsa,

pero ahora soy John.

Y así, queridos amigos,

sencillamente tendréis que cargar con ello.

El sueño se ha acabado.


Este post está dedicado con gran admiración a los directivos de productoras musicales y a los poderosos en general, que tanto talento han demostrado para convertir en mierda algo maravilloso en menos de 30 años. Deseo de todo corazón que vuestras almas sufran todo lo que merecen en lo más profundo del oscuro Infierno (que por desgracia no existe).


Y para no acabar de mal rollo: We won't get fooled again, la canción que debía de llevar al público a la iluminación. Aunque es un directo de 1979 y están un tanto viejunos, es la puta hostia: