guiado por las apariencias

29/12/13

Nada para la vuelta.

Ando sumergido en mi proyecto de escribir un libro sobre el dinero. Cada vez me queda menos, dentro de poco terminaré de investigar, organizaré la tonelada de notas que tengo y empezaré a escribir. Nadie me va a pagar por esto, aunque hubiese podido hacer de ello una tesis doctoral, no lo hubiese hecho. Estoy gastando un dinero que no tengo, aplazando cualquier otra preocupación de mi vida. Tengo fe en que lo que estoy preparando va a estar bien, pero cuando lo acabe sólo tendré un puñado de páginas escritas... y nada más.

En la peli Gattaca dos hermanos, uno diseñado genéticamente y otro hijo natural y por la tanto más débil, compiten en una carrera a nado en el mar. El débil gana, el otro no entiende cómo es posible. "Porque nadé sin preocuparme de cómo volvería, porque no dejé nada para la vuelta".

Siento que ya no soy tan joven, pero hoy más que nunca, nado sin dejar nada para la vuelta. A ratos me da mucho miedo, y angustia; pero también me hace sentir bien conmigo mismo.

Creo que siempre quise vivir sin dejar nada para la vuelta, pero nunca me atreví. Hoy, los tiempos de crisis me animan a comportarme así, dan sentido a una forma de vivir que siempre fue la que quise llevar.

En este 2014, yo os animo a que nadéis sin dejar nada para la vuelta.

Plata y oro.



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4/12/13

Sobre la locura

Pensé el otro día una respuesta a por qué me resulta tan significativo y erróneo que la gente tienda a decir "subconcsciente" cuando habla del inconsciente. Es una cuestión topológica: el inconsciente no está debajo de nada.

Lovecraft imaginó que la raza que dominaría el mundo después del ser humano sería una raza de enjambres de insectos en los que cada enjambre sería un individuo. Una vez más, el enajenado Lovecraft tiene una intuición muy sugerente. Creo que la imagen del sujeto como enjambre se parece un poco a nuestro espíritu: la forma del enjambre es el yo, los bichos son el inconsciente. Son la forma y la materia; no está uno debajo de otro.

Cuando enloquecemos, nuestro enjambre pierde forma, nuestros bichos se escapan. Siempre se están escapando, no podemos evitarlo, pero en ocasiones se escapan tantos que el enjambre se disipa. En esta dirección la locura es perdición, muerte espiritual.

Pero la locura tiene otra vertiente, u otra cara. Locura también es la capacidad de ver más allá de la forma, de ver los bichos, los propios bichos o los bichos del otro. Por eso la imagen de un telón que se descorre, de una verdad que se revela, aparece tan comunmente en la locura. Por eso la locura tiene una parte de genuina lucidez. El problema es que es una lucidez abrasadora que tiende a deshacer nuestro enjambre.

Tal vez el mayor esfuerzo de la cordura no sea tanto mantener la forma del enjambre, si no el negarse a ver los insectos que lo componen. En realidad el importante componente de locura que revolotea en todo momento en cada enjambre humano es basante evidente, somos nosotros los que insistemos en fijarnos sólo en la forma, para no perdernos, pero no enloquecer.

Creo que vivimos en una sociedad preocupantemente cuerda. Cada día hay más psicóticos diagnosticados, los etiquetados como esquizofrénicos, pero creo que eso es así porque vivimos en un mundo incapaz de lidiar con nuestra realidad de enjambres. Sin una religión que nos respuestas y con un cientifismo anquilosado que intenta suplantar al pensamiento religioso, cualquier asomo a nuestra deformidad espiritual nos resulta insoportable. Somos incapaces de probar la más mínima dosis de lucidez lunática sin desvanecernos en el proceso. 

Se habla mucho del relativismo postmoderno, yo mismo he estado años obsesionado con él, pero ahora creo que estaba muy equivocado. No somos relativistas en absoluto, no somos ambiguos y no somos críticos. Nada ha venido a suplantar al cientifismo decimonónico. Somos cuadriculados, no tenemos respuestas para la excepción ni para la diferencia, aun peor, no sabemos admitir nuestra ignorancia, dejar un espacio al misterio, a la ausencia de respuestas. La postmodernidad, salvo algunos pensadores aislados, que por cierto hoy están todos muertos, ha centrado sus esfuerzos en racionalizar, sistematizar y academizar todo aquello que había conseguido escapar al primer embate academicista del XIX. Foucault es un pensador muy pero que muy nocivo.

Necesitamos que todo sea forma, no podemos soportar nuestra condición de enjambre.

29/10/13

Corrigiendo la novela que escribí hace años, me encuentro con Petronio...



- Está bien, te leeré algo. Es un fragmento de Petronio. No es del Satiricón, pero venía en la edición que compré con otros fragmentos sueltos. Va sobre sueños, es bastante bueno.
 
Julián abre la mochila y saca el libro.

- Te lo leo:

"Los sueños que burlan nuestra mente con sombras vaporosas no nos los mandan los santuarios divinos ni las deidades del cielo, sino que cada cual se los forja a sí mismo."

- Vaya, qué moderno.

- ¿Verdad? Pues lo mejor es lo que viene ahora.

- ¿El libro se parece a la película de Fellini?

- Sí. Fellini le da su toque pero conserva la esencia: Una historia de decadencia entre la sátira y el morbo.

- Sigue.

- A ver, "…si no que cada cual se los forja a sí mismo. Pues, cuando el descanso se apodera de nuestros miembros relajados por el sueño y la mente ingábrida…"

- ¿"Ingábrida"?

- "y la mente ingrávida se evade, se representa en las tinieblas cuanto pasó de día. Quien ataca en guerras plazas fortificadas y arrasa mediante el fuego desgraciadas ciudades, ve flechas, tropas en retirada, y muertes de reyes, y campos empapados con la sangre derramada. Quienes suelen defender pleitos se representan las leyes y el foro, y, nerviosos, hasta el tribunal rodeado de público. El avaro esconde sus riquezas y descubre un tesoro enterrado; el cazador bate con su jauría los bosques; el marinero arranca a las olas su embarcación o, varada ésta, se sostiene encima a punto de morir; escribe la querida a su amante, la adúltera hace regalos; el perro, en sueños, sigue ladrando el rastro de la liebre. Las heridas de los desgraciados perduran a lo largo de la noche."

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21/10/13

amar también es querer para el otro el terror



amar también es querer para el otro el terror.

el pulso de nuestro engranaje
toma en el sueño la forma del Monstruo que nos persigue,
que nos invita a atravesar la ventana,
en busca del Despertar.

llamamos Cielo a un lugar liso y blanco.
pero yo elijo
la tierra acercándose a miles de kilómetros por hora,
tocarte en el lapso que precede al impacto.

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3/10/13

Un jueves por la tarde.



Un jueves por la tarde yo encajé en los planes de Dios


un rayo cayó sobre mi cabeza


recto y brillante


como dibujado por un lápiz incomprensible.


Creí. 

Aun creo.


Pero pasaron los días

y no volví a saber nada de Dios.


Cuando dicen que los Caminos del Señor son inescrutables

tienen razón.


Inescrutablemente mi compañero murió en mis brazos.


Fue Dios el que me hizo anarquista.



21/9/13

Sobre los manuales.

En los últimos 300 años se han escrito muchísimos manuales, muchísimas palabras sobre cómo hacer las cosas... pero al final, aunque te sepas el manual, y a veces sea útil, si quieres vivir bien tienes que pensar cada situación por separado. Es muy cansado, una lucha constante, produce inseguridad y angustia, pero es así. Aunque haya algunos patrones, la vida, la realidad, es terrible y maravillosamente caótica.

 La angustia es el precio que se paga por la libertad. Pero el precio que se paga por no ser libre es mucho más alto. Tal vez esa sea la esencia de la estupidez humana: esa especie de instinto, de obsesión, por encontrar un manual que afortunadamente no existe. 


4/7/13

Sobre dos comentarios de Karla.

Karla: Desire doesn't hide deep, it doesn't hide at all. 

Señor Tejón: Siempre pienso que es un error nada inocente el tender a concebir el inconsciente como algo que esta "debajo" topológicamente. Incluso existe esa especie de lapsus masivo del que participa mucha gente culta que es llamarlo "subconsciente" (no es coincidencia que de forma análoga al Surrealismo se le llama "Subrealismo"). No es algo que tenga desarrollado del todo, pero creo que el inconsciente es, en realidad, lo evidente, lo que sobresale en una persona, y la red de neurosis en la que vivimos, que tejemos para ocultar lo reprimido, nos sitúa debajo y no encima de lo inconsciente. En análisis uno no descubre aquello que estaba escondido, descubre aquello que siempre ha sido evidente pero que nos negábamos a ver. Esto se experiencia también en nuestras relaciones personales: cuando conocemos a alguien, de primeras, muy a menudo sus complejos y taras nos resultan evidentes, pero los obviamos y los acabamos olvidando según vamos entablando una relación verbal más profunda. Tiene que pasar mucho tiempo hasta que la intimidad nos hace bajar la guardia y podemos redescubrir a las personas en su evidencia. A menudo en esos momentos íntimos en los que atisbamos los traumas de un ser querido, de alguna forma le volvemos a ver como la primera vez, volvemos a la primera impresión, cuando aun no nos habíamos sumergido en la ilusión de su neurosis (bendita ilusión, que nos mantiene cuerdos). Por eso es fundamental no intimar con el analista, para que no nos cubramos frente a él de palabras, y lleguemos a su diván cada día como si le conociésemos por primera vez. 

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Karla: Don't take life so seriously, it's not like you're going to get out alive! ;) 

Señor Tejón: La miga que tiene esa frase es interminable... Por ejemplo, me recuerda a la relación de los occidentales con la medicina, que es lamentable. Cada día me gusta menos y es precisamente por esto, porque está basada en el objetivo ilusorio de intentar no morir nunca. Hemos elevado el no querer morir y el que la gente no muera al máximo exponente moral. Pero eso nos hace cobardes, sumisos, muy poco libres. Tenemos que espabilar y que el deseo de vivir bien supere al deseo de vivir a secas... Tomarnos la vida más a broma y la buena vida, la vida ética y moral, más en serio.

Vejez

La pasión de la juventud es como los bárbaros. Cuando uno se encuentra estable, se cree ya asentado, le llegan los bárbaros y lo ponen todo patas arriba. Tras la revolución, un nuevo orden, con mucha influencia, eso sí, del antiguo, que al fin y al cabo llevaba allí más tiempo...

Según uno se hace viejo le van quedando menos bárbaros, todos han conquistado ya en alguna ocasión la metrópoli y se han romanizado... Entonces no quedan revoluciones, queda sabiduría, memoria, pero no quedan bárbaros.

Hoy parece que en el mundo ya no hay verdadera diversidad de mundos. Todos comprando y vendiendo, construyendo edificios y usando pantallas o anhelando usarlas. No quedan bárbaros para tirar esta Roma, sólo diferentes familias de romanizados.

El mundo se ha hecho viejo, pero sin haberse hecho sabio... da miedo.

15/5/13

Muerte en Venecia (sobre un video de Almudena Mestre)


y si no nos muriésemos?
cómo podríamos sentir las imágenes?
cómo podríamos mirarlas, aunque sea por un instante,
sin prejuicios ni juicios
extraños ante su instantaneidad eterna.

y si no envejeciésemos?
cómo podríamos vencer, aunque sólo sea un poco, la mezquindad?
cómo podríamos hacer sacrificios,
rendirnos al desasosiego que producen las cosas bonitas.

cómo podríamos entender la maravilla de haber acariciado un cuerpo joven
cómo podríamos valorar los recuerdos
cómo podríamos amar a aquellos a los que de forma misteriosa elegimos.

yo estuve una vez en venecia,
escuchando una música salida de ninguna parte
yo he sido un príncipe invisible
y me he arrastrado consumido por la estupidez de la culpa.
todo lo bueno, todo lo intenso de mi vida se lo debo a la vejez y a la muerte
cada destello de lucidez, vencedor de la melancolía.

no hay suerte mayor que llegar a viejo
comprender el valor de lo que fue
entender el poder de una fotografía
de un fantasma precioso
resto de un pasado que al revés que el presente y el futuro
existirá para siempre.

pido a la inmensidad vacía de sentido
que me deje llegar al momento en el que intuyo que mi vida debe terminar
que no me lleve antes ni después
que me de la gracia de avanzar cada paso de ese camino
con todos los errores, con todo el miedo.

La vida no se hizo para ser feliz.
cómo podría entender esto si no supiese que un día estaré muerto.
yo tengo fe en la muerte
gracias a eso puedo acostarme satisfecho, cada jornada,
cada día acepto todo lo que dejo sin hacer
todo lo que dejo sentido y que ya no podré sentir por primera vez,
gracias a que a cada instante muero,
puedo aceptar la pérdida,
puedo entender que no se puede entender.

Tesoros que tengo porque ya no los tengo,
un desierto de granos de arena minúsculos
y en cada grano una ciudad sobre las aguas
música olvidada
abrazos
lágrimas en la lluvia.