guiado por las apariencias

23/7/08

Brutal.


John William Waterhouse. Eco y Narciso.

Según el diccionario de la RAE:

brutal.

(Del lat. brutālis).

1. adj. Propio de los animales por su violencia o irracionalidad.

2. adj. Dicho de una persona: De carácter violento.

3. adj. Propio de una persona brutal. Una paliza brutal.

4. adj. Muy grande. Una oscuridad brutal.

5. m. ant. bruto (animal irracional).


Me gusta decir "brutal". Es la palabra que utilizo para adjetivar las cosas y personas que más me gustan. Aquellas que me arrancan los sentimientos más intensos, por los que vivo con ilusión, por los que me muevo. Lo brutal como categoría estética hunde sin duda sus raíces en lo sublime y en el Romanticismo. La idealización "Rousseauniana" de lo salvaje tiene ya mucho de ese sentimiento de concebir lo brutal como positivo. Movimientos del s. XX como el Fauvismo o el Art Brut (por poner sólo los dos ejemplos etimológicamente más evidentes) vienen a confirmar que esa necesidad purista de buscar la emoción de carácter más rotundo y desbocado no ha desaparecido, aunque sí se ha pervertido y descafeinado, desde que el bueno de Burke la enunciases hace 250 años.

Para mí lo brutal no es exactamente lo sublime. Tiene en común con el concepto romántico que la emoción producida por el estímulo, o por su simple recuerdo, me llena hasta el punto de desbordarme, rebasa mi capacidad de sentir cualquier emoción en reposo hasta el punto de agitarme, de dejarme sin aliento en cierta medida. Pero el estímulo no ha de ser desmedido en sí mismo, sólo ha de ser lo suficientemente extraordinario a mis ojos. A la hora de juzgar una obra de arte suelo aplicar un criterio aristotélico desde una perspectiva emocional: es bueno aquello que cumple con excelencia los objetivos pretendidos a priori por su creador, inclusive si ese código es en sí mismo una creación original. Si lo pretendido es crear una obra fríamente académica, según los criterios perfectamente asentados y convencionales de la pintura decimonónica, y el resultado es un Gérôme, es brutal. Si lo que se pretende es reinventar el cine negro desde una perspectiva épico familiar, con un lenguaje visual revolucionario y perfectamente coherente a un tiempo, y el resultado es El Padrino, es brutal.

A menudo me resulta especialmente brutal aquello en lo que la intención es tan compleja que queda escondida, pero el resultado es tan apabullante que resulta evidente que sea lo que sea lo que pretende, se consigue. Estas obras despiertan además la curiosidad, la voluntad de interpretar y, aun más importante, el misterio. ¿Qué busca exactamente Miguel Ángel en la escalera de la Biblioteca Laurenciana? ¿Y El Bosco en El Jardín de las Delicias? ¿Y Velázquez en Las Meninas? ¿Y Borromini en San Carlos de las Cuatro Fuentes? ¿Y Giorgione en La Tempestad? ¿Y Goya en los Caprichos y los Disparates? Pues no lo sé, en algunos casos tengo mis teorías, incluso algunas certezas, pero las obras misteriosas son las más complejas porque acarrean la contradicción de no dejar ver exactamente qué son, pero al mismo tiempo nos llenan de la certeza de que lo son. Son, por consiguiente, brutales, muy brutales.

Pero he dicho que lo brutal es un concepto emocional. Todo lo que me gusta puede ser brutal. La Naturaleza es, a diferencia de las creaciones humanas, siempre coherente, la Naturaleza me apasiona, es, sin duda, brutal. Lo brutal puede surgir del accidente, las coincidencias acostumbran a ser brutales. También los lugares abandonados, o con un encanto no pretendido: como la enorme fábrica de cementos situada en medio de un bosque entre el mar y la montaña que vi en Portugal, era, sin duda, brutal. Naturaleza, ruinas, accidentes: lo brutal remite de nuevo, con mucha conciencia, al Romanticismo.

Brutal puede ser una noche de fiesta, un reencuentro con un amigo, el sexo (por supuesto), un concierto, un libro, un instante, una luz, una nube. Cualquier cosa que se sienta intensa. Algunas personas, muchas de las que conozco, son, también, brutales: Por su aspecto, por su personalidad, o simplemente por mi relación con ellos, por los años de amistad y las experiencias pasadas juntos.

Lo brutal es un sentimiento emocional e intelectual. Entonces, ¿por qué remite a un vocablo que el diccionario de fine como: "Propio de los animales por su violencia o irracionalidad"? Para empezar porque es emocional antes que intelectual. La información es procesada por la cabeza, pero sólo es brutal si se siente en las vísceras. Las emociones dan la impresión de remover estadios más salvajes de nuestro ser que el raciocinio. Pero además, lo brutal es aquello, que al llenarnos, al superarnos, nos libera por unos instantes de la opresión de la autoconciencia, nos despersonaliza y nos acerca, fugazmente, a la pureza inconsciente de los animales. La experiencia de lo brutal es una experiencia catártica.

Como experiencia catártica, lo brutal encuentra su máximo exponente en el humor, en el humor salvaje, irreverente, sutil, sencillo y profanador de los pilares más básicos de nuestra realidad y nuestro yo.

* * *


Hace ya muchos años que utilizo esa palabra: "brutal". Pero no había sido consciente de lo importante que es en mi imaginario hasta hace unos meses. Muchas de las personas que más aprecio utilizan la palabra "brutal" para definir aquello que les apasiona. Y aunque, cada vez más, usemos esa palabra de forma melancólica, como el destello fugaz de una forma de vivir perdida o soñada, yo pienso que en lo brutal sigue estando el germen de lo mejor de la vida.


"Un día que hoy está construido con vapores y niebla, moramos entre los árboles mudos en su Misterio insondable. Con la piel de color granate, con los huesos bañados en licor, con las manos tornándose hojas de metal bruñido. Merendamos un amor de carcajadas y tuvimos la certeza de que un peñasco perdido era el sonido más maravilloso del Mundo. Y ahora que escribo en nosotros, sólo hay yo, sólo hubo yo, y el futuro es aun más bromista que el pasado. Y en la perdición de mi obsesión se abre el camino de la ventana de las miradas de los otros que son yo y como yo, que son tiernos y son brutales.

Un día Eco decidió matar a Narciso. Cansada de repetir las palabras del muchacho, se le acercó por la espalda y le empujó adentro del estanque. El bello efebo, embebido como estaba en la contemplación de su reflejo, no tuvo tiempo de defenderse. La sorpresa fue tal que apenas chapoteó, se hundió sin remisión en las profundidades del lago. Eco se fue de vacaciones, conoció hombres, paseó por el campo, se emborrachó por las noches. Estudió historia del arte y acabó escribiendo una columnilla sobre eventos culturales en una revista de provincias, casada, enamorada y con un par de críos que fueron la luz de sus días. Eco escribía también cuentos, sin mucho interés de publicarlos. Cuentos en los que todos sus amigos apreciaban su capacidad para crear personajes coherentes, para entender al otro. Y es que los ojos de Eco fueron cándidos hasta el final y su mirada de chica, de mujer, de madre y de abuela, atesoró siempre la lucidez serena de aquellos seres extraordinarios que no se han pasado la puta vida mirándose el ombligo."


Con los ojos muy abiertos, se busca lo brutal.


Os dejo un cuadro de Gérôme, pinchad para verlo grande. Es el juicio de Friné. La historia (directamente sacada de la Güiquipedia, que ya no me apetecía escribir más) es la siguiente:

"Friné fue acusada de impiedad, un delito muy grave en Grecia (recuérdese que fue el delito por el que se sentenció a muerte a Sócrates), a causa de su continua comparación con la diosa Afrodita, comparación debida a su belleza. En efecto, Friné era la modelo de los escultores para representar a la diosa del amor, fertilidad y belleza femenina (se considera que la escultura llamada la Venus de Cnido es una representación de Friné). Otra de las graves acusaciones que sobre Friné pesaban era la de haber violado el secreto de los Misterios eleusinos.

Por petición de Praxíteles, durante el juicio fue defendida por el orador Hipérides.

Hipérides fue incapaz de convencer a los jueces con su discurso, así que, como último recurso, recurrió al amor (en griego: Eros, o acaso φιλíα) y a la belleza e hizo desnudarse a Friné ante los jueces, convenciéndoles de que no se podía privar al mundo de tal belleza, la cual era un monumento vivo a la diosa.

Con esta estrategia, consiguió conmover a los jueces, quienes la absolvieron de manera unánime."

¿A que es brutal?


3 comentarios:

Anónimo dijo...

es brutal, no conocía la historia.

Un poco asquerosa teniendo en cuenta la pinta de viejos verdes que tienen los jueces, pero... brutal.

Anónimo dijo...

La reflexión se me queda algo coja y no es por tus argumentos y explicaciones, en algunos aspectos, tal vez porque simplemente es algo que he pensado tambien desde hace mucho tiempo y me sorprende que alguien se lo plantee ahora (o leerlo ahora). Los pelos de punta, un hormigueo en los pies, y algunas reacciones fisicas como el clásico "me hago caquitas" no definen realmente, en muchas ocasiones, lo brutal de una sensación, una visión o una reflexión. Muy bien Tejon.

In Augusta Emerita Ego.

JONS


JONS

nihil dijo...

a lo mejor peco de cafre, pero... ¿no os parece el juicio de los viejos un poco rollo esteso-pajares película del destape? "Pero mirad a la chavala, ¿cómo la vais a condenar con estos jamones. Hmmm. Jorl (los ruidos esos q hacía el Ozores cuando veía un pecho)"
el ensayo por lo demás me ha gustado, es una idea recurrente: somos animales en proceso de domesticación, a veces tenemos regresiones, nos cagamos por las aceras, aullamos y perdemos la compostura social. otras intentamos salir de los instintos q nos atrapan a la animalidad, esforzarnos por ser mejores personas, civilizadas, el camino hacia los q friedrich llamó superhombres, tránsito contradictorio y a veces doloroso.
la religión y el éxtasis artístico son un poco romper los corsés de la individualidad q nos venden, y darse cuenta de q en este planeta perdido en los confines del universo, unos monos calvos se interrogan con sus limitadas capacidades sobre el mundo q les reodea, las estrellas del cielo, el destino de los muertos.... un cierto consuelo de trascendencia, o algo así, no sé si mesentiende