guiado por las apariencias

31/10/08

Miles de cosas.


Hoy ha sido un buen día.

Me he despertado y en el correo tenía una poesía que me ha impactado:

El Amenazado

de Jorge Luis Borges


Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.


Me ha inspirado para escribir otra poesía:


Las personas esquivas hunden sus raíces en el suelo de este tiempo incomprensible.
El humor se esconde pero nunca se pierde,
sigue gobernándolo todo desde su trono transparente
que está sumido en todo y al tiempo detrás de todo.

La palabra tú se convierte en un fantasma,
la palabra yo se convierte en u
na cadena con una bola de metal negro
que arrastro mientras huyo por u
n campo de trigo de una foto en blanco y negro.

Sueño con que el pasado volverá
como una flecha atravesando un cristal
y rompiendo mi reflejo ajeno en mil añicos,
en diez mil años de soledad.

Hay una canción de cuna que mueve mis pasos,
la cantan todas las voces que alguna vez me dieron calor.
El tercer hombre es el que conoce todos los secretos,
por eso sonríe, por eso su corazón puede latir despacio
y su vida rueda y no se arrastra.

Viene una ola de frío polar.
Tiempo para buscar casa,
o para perderse del todo.


Aquí recitada por mi.


Luego me ha salido este texto:


La persona que mas he amado en mi vida me regaló una vez tres cactus preciosos traídos de Holanda, cada uno con una gran flor de un color distinto. Venían en unas macetitas pequeñas y parecían tan resistentes que en un principio a parte de regarlos no les dediqué más cuidados. Con el tiempo uno empezó a ponerse pocho, tardé un poco en tomar medidas y acabó muriendo sin remedio. Compré una maceta más grande y transplanté los dos que quedaban. Era la primera vez que trasplantaba algo, y debí de hacer alguna cosa mal porque otro de los cactus murió. El último de ellos tenía una flor roja redonda, enorme y preciosa. Al menos ese sobrevivió, pero su flor se marchitó. A cambio la salió un brote, el brote es una especia de segundo cactus, que ya es casi tan grande como el tronco original, no tiene flor pero tiene un saludable color verde claro y parece fuerte y sano.


Me había liado tanto con todo esto que ya llegaba tarde al piso que tenía que visitar (eran las 17:30). Por suerte estaba cerca de casa. He ido corriendo para allá y lo he visto. Estaba bien pero no me ha convencido del todo. Ayer había estado viendo otros pisos con dos de mis futuros compañeros, y hablamos de buscar pisos por la calle. Como no tenía nada que hacer, llevaba el mp3 y me gusta pasear; me he puesto a ello. Ha sido maravilloso, yo suelo caminar siempre sumido en mis pensamientos y me pierdo muchas cosas. Obligarme a mirar minuciosamente la ciudad ha sido toda una experiencia. Ya desde casa he escrito un mail al grupo en el que listaba las siguientes conclusiones:


1) El Morrison Hotel es mejor disco de lo que yo pensaba, Spiritualized son dioses y Gimme Shelter de los Rolling Stones es un temazo.

2) Mirar casas por la calle buscando un piso de 5 habitas es un poco absurdo, porque muchas no tienen portaero y es difícil saber cuantas habitaciones tienen y de cinco hay pocas. He pillado mil telefonos y mañana llamaré, pero como experiencia práctica, lo de peinar zonas, creo que no va a ser muy útil (igual me equivoco).

3) En la calle Segovia hay una tienda de trajes con unos muebles y unas esculturas gigantes y unas cuantas banderas de España con el pollo que es bastante impresionante y que tiene un dependiente que debve llevar en la misma postura desde 1952.

4) Las casas del rastro son acojonantemente bonitas y en la Ribera de Curtidores hay unas especie de corralas con tiendas de antigüedades que son uno de los sitios más maravillosos de Madriz (había una estatua de piedra de una tortuga que era tan alta como yo).

5) En la calle Toledo hay una residencia de ancianos cuya sala de estar se puede ver desde el exterior a través de un cristal. Es bastante curioso.

6) Vivimos en una ciudad con algunas zonas realmente bonitas.

7) Mi abuela debía de tener razón cuando le decía a mi madre que era un niño raro.


En concreto las corralas de los anticuarios me han fascinado. Son un lugar absurdo y extraño, tanto por su tipología como por los miles de objetos que allí se acumulan. En la puerta de una de las tiendas había unas quince estatuas clasicistas bastante feas y otra estaba llena de cuadros de pastiche de los que uno era más o menos bonito (representaba a una mujer como del XIX vestida a la japonesa, yo creo que copiando a un Monet). He tenido ganas de volver a tener pareja y pasarme un día entero con ella mirando casas y también visitándolas, sin ninguna intención de habitarlas. Me ha parecido una actividad divertidísima, fantástica. Creo que es algo que haré de vez en cuando, llamando a pisos que se vendan o se alquilen y yendo a verlos sólo por la experiencia de entrar en los portales, los patios, las escaleras y las habitaciones de las casas más bonitas de Madriz…


Estaba a punto de volver a casa cuando me ha escrito un mensaje Sergio y he quedado con él y con Andrés. Ha estado bien hablar con alguien, no sólo con alguien si no con dos amigos. Está bien que a uno le caigan bien sus amigos, parece un perogrullo, pero no sé si lo es tanto… A las 22:00 ya no podía más y me he ido a casa, estaba muy cansado de tanto andar y mirar. En casa he querido hacerme una buena cena para seguir con la buena dinámica del día. Me he hecho unos carbonara al estilo Tejón: con jamón serrano, mucha pimienta y echando el huevo en la sartén de la cebolla, una vez retirada esta del fuego, para que esté un poquito más cuajado al verterlo sobre la pasta. Me los he comido viendo una obra maestra: Only Yesterday, de Isao Takahata, uno de mis ídolos.

Y eso, ahora termino esta entrada del blog y luego leeré un rato el aburrido libro que tengo que hacer para la revista y, si hay tiempo, escribiré un poco del nuevo proyecto que tengo entre manos. Quien sabe, a lo mejor, incluso, puedo ver algunas canastas del partido de la NBA.

Hay días que simplemente da la impresión de que las cosas avanzan y uno vive con intensidad.


¡¡¡JODÉR, HAY DÍAS QUE SÍ!!!


Plata y oro

El Tejón.



Y un par de cosas, de propina.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo muy bonito, pero ese brote de cactus tiene muy mal futuro, cuídalo todo lo que puedas, que lo va a necesitar

Anónimo dijo...

yo tenía un cactus parecido a ese pero murió

Germán Huici dijo...

Joder, cuanto optimismo. Da gusto. Yo confío en mi cactus...

h_sin_remedio dijo...

ánimo con la búsqueda de casa. A mi también me mola re descubrir las calles que recorro a diario. Y hoy me he comprado un cactus!!

Aupa ahi!

Anónimo dijo...

Está muy bien tu blog, Señor Tejón. Me he leído todo lo que sale a la vista. Es ameno y profundo, y escribes muy bien. Sigue, que lo de escribir, ya lo sabes, es, además de talento, trabajo. Ah, y no te preocupes de no llegar a ser un escritot: ya lo eres.
Beso

Anónimo dijo...

Bonita poesía, sugerente voz... pero siento decírselo, señor tejón: ese cactus tiene los días contados, aunque es bien sabido que el estado agónico de su especie puede durar años, palabra de enfermera.