- Está bien, te leeré algo. Es un
fragmento de Petronio. No es del Satiricón,
pero venía en la edición que compré con otros fragmentos sueltos. Va sobre
sueños, es bastante bueno.
Julián abre la mochila y saca el libro.
- Te lo leo:
"Los sueños que burlan nuestra
mente con sombras vaporosas no nos los mandan los santuarios divinos ni las
deidades del cielo, sino que cada cual se los forja a sí mismo."
- Vaya, qué moderno.
- ¿Verdad? Pues lo mejor es lo que viene
ahora.
- ¿El libro se parece a la película de
Fellini?
- Sí. Fellini le da su toque pero
conserva la esencia: Una historia de decadencia entre la sátira y el morbo.
- Sigue.
- A ver, "…si no que cada cual se
los forja a sí mismo. Pues, cuando el descanso se apodera de nuestros miembros
relajados por el sueño y la mente ingábrida…"
- ¿"Ingábrida"?
- "y la mente ingrávida se evade,
se representa en las tinieblas cuanto pasó de día. Quien ataca en guerras
plazas fortificadas y arrasa mediante el fuego desgraciadas ciudades, ve
flechas, tropas en retirada, y muertes de reyes, y campos empapados con la
sangre derramada. Quienes suelen defender pleitos se representan las leyes y el
foro, y, nerviosos, hasta el tribunal rodeado de público. El avaro esconde sus
riquezas y descubre un tesoro enterrado; el cazador bate con su jauría los
bosques; el marinero arranca a las olas su embarcación o, varada ésta, se
sostiene encima a punto de morir; escribe la querida a su amante, la adúltera
hace regalos; el perro, en sueños, sigue ladrando el rastro de la liebre. Las
heridas de los desgraciados perduran a lo largo de la noche."
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario