amar también es querer para el otro el terror.
el pulso de nuestro engranaje
toma en el sueño la forma del Monstruo que nos persigue,
que nos invita a atravesar la ventana,
en busca del Despertar.
llamamos Cielo a un lugar liso y blanco.
pero yo elijo
la tierra acercándose a miles de kilómetros por hora,
tocarte en el lapso que precede al impacto.
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