cuando escribo un texto que de verdad me importa primero tiendo a desesperarme, caigo en el vicio de la frustración hasta alcanzar la inspiración por agotamiento
luego vomito unos cuantos fóleos de una vez, me siento eufórico mientras lo hago y sigo en ese estado hasta unas horas después de terminarlos
dos días más tarde, cuando vuelvo a ellos, descubro que son toscos, torpes; están verdaderamente mal escritos
entonces empiezo a corregir, poco a poco, poco a poco. como si tuviese la estructura de una escultura que aun debiese pulir, detalle a detalle
sólo al terminar esto, lo que he hecho tiene un aspecto aceptable.
todo proceso artístico tiene una parte de artesanía, de oficio. tal vez, la mejor parte.
guiado por las apariencias
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