guiado por las apariencias

6/9/11

En defensa de los charlatanes.

Algo que me gusta de Pulp Fiction, y del cine de Tarantino en general, es que elabora una lúcida defensa de los bocazas. Chesterton opina, y yo estoy de acuerdo con él, que es absurdo entender que cuando un hombre calla, es porque tiene mucho que decir. Si alguien tiene algo que decir, lo normal es que esté deseando decirlo, y si no lo hace, a menudo es por razones negativas: porque es tímido, porque es mudo, porque alguien se lo impide, porque prefiere guardarse sus buenas ideas para él en vez de compartirlas con el resto...

Pulp Fiction comienza con dos personajes que se dirigen a perpetrar un asesinato. Los sucesos que les ocurren a ambos a partir de ahí marcarán su destino. Jules, un tipo dicharachero, charlatán, que incluso llega a parodiar a un predicador, aprenderá de sus errores y se encaminará a una vida mejor. Vincent, el típico personaje taciturno que basa su encanto en un altivo uso del silencio, cometerá un error tras otro, hasta ser asesinado de forma humillante en un retrete con su propia arma.

Si Jules elige el camino correcto es gracias a la palabra. Gracias al pasaje de Ezequiel, 25 17. Pasaje que durante años ha malentendido utilizándolo como preludio de sus asesinatos, pero que finalmente cobra coherencia a modo de revelación.

Las palabras están esperándonos para darnos forma, para guiarnos. Es algo muy necio hablar sin sentido, pero para hablar con sentido a veces hay que probar, intentar y equivocarse. Decidirse a hablar es como cualquier otra acción, abre una posibilidad de fracaso, pero para aprender hay que tropezar.

Me gusta la gente que habla mucho, que se expone, que se arriesga. Que habla por el gusto de comunicarse, espontáneamente, siendo ellos mismos, y no de forma medida, intentando construir un personaje estudiado. Me gusta dejarme sorprender por las palabras, por las personas.

Casi todo lo que se, lo he aprendido hablando con los demás o hablando conmigo mismo.



P.D. Me sorprendo escribiendo este post justo después de otro que hablaba de un libro sin palabras. Esto es así por dos motivos: 1) aunque cada vez me gusta más leer, cada vez creo más que hay que "desendiosar" la palabra escrita y apreciar (y cuidar) más la comunicación oral. 2) Hay un momento para hablar, para hablar mucho, y otro para mirar, para mirar mucho. Son dos cosas muy diferentes y que merece la pena mantener diferenciadas, en parte para comprender mejor el misterio de los extraños elementos que unen ambos mundos, como las metáforas o los símbolos; pero de esto ya hablaré más adelante (si es que alguien me lee).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial. Cuanta razón. Y los ejemplos siempre tan bien escogidos. Me ha encantado esta reflexión.
Qué grande Pulp Fiction, por cierto.
(Eva)

yapalf dijo...

Totalmente de acuerdo, sr. Tejón, ¡¡vivan los charlatanes!!!

Buena reflexión la de Pulp Fiction, te la cito :)