Dicen que si uno se hunde en el agua y contiene la respiración todo lo que puede para sobrevivir, siente una sensación de liberación cuando al fin cede y aspira, dejando que sus pulmones se encharquen. Me cuesta entender cómo se sabe esto, supongo que algunos de aquellos cuyos pulmones acaban llenos de agua son rescatados justo antes del momento fatal y narran su experiencia una vez recuperados… Cuento esto porque me da la impresión de que el paso a la locura debe parecerse en cierta medida a esa experiencia: todo el día andamos sumergidos en el lenguaje, luchando por sostener esa frágil entidad que es la lógica, manteniendo la fe en el sentido, oponiéndonos a la imaginación. Es duro estar cuerdo, nadie lo está del todo. Es difícil no abandonarse a las alucinaciones, a la libertad de dejar ver a los ojos lo que se les antoje ver y no lo que deben ver; como vivir en un sueño.
El terreno de la locura tiene sabor de lucidez, aunque no podamos ejercer control alguno sobre lo que ocurre en esos parajes donde acechan los monstruos y los ángeles, nuestra única posibilidad de prescindir del límite, de su tosca ineptitud, es allá. Todos necesitamos volvernos un poco locos ocasionalmente, aunque sea de forma “semi-domesticada”; por eso nos embriagamos o nos sumergimos en la experiencia estética.
Pero la locura también es sufrimiento y necedad. Porque si el iluminado tiene un pie entre dos mundos, el loco se ha ido del todo y allí donde está, está solo. Ningún conocimiento, ninguna sensación, ninguna emoción tiene valor alguno si no se pueden compartir. El loco ha cambiado el papel secundario que todos jugamos en la guerra del mundo de los sujetos; por ser al fin protagonista, pero protagonista en una celda vacía, donde a penas él mismo está presente. Al final, en su encierro, la relación se ha invertido; y la lucidez ya no es la locura, si no la cordura. El loco, en momentos puntuales, como por destellos, entiende la áspera realidad: que la alucinación le ha consumido, y que sólo puede darle cierta coherencia moldeándola con la torpe herramienta que son los miedos más profundos, los dolores que conforman el código primario de nuestro ser.
Sin debilidades no seríamos nada, no seríamos nadie, no amaríamos. A nadie se le añora tanto como al loco, porque aun está ahí y al tiempo no está. La locura: en realidad, aunque la temamos, todos la comprendemos; como cualquier emoción o acto humanos. Porque, como enseñan Joyce y Borges, todos somos lo mismo; sólo estamos en puntos diferentes.
Wish you were here de Pink Floyd está dedicada a Syd Barrett, que tuvo que dejar la banda a causa de una crisis psicótica de la que nunca despertó.
PINK FLOYD - Wish you were here (1975 Spanish Edition Lp) (hq sound) by FJ2009 from FERNANDO J on Vimeo.
So, so you think you can tell Heaven from Hell, blue skies from pain. Can you tell a green field from a cold steel rail? A smile from a veil? Do you think you can tell? Did they get you to trade your heroes for ghosts? Hot ashes for trees? Hot air for a cool breeze? Cold comfort for change? Did you exchange a walk on part in the war, for a lead role in a cage? How I wish, how I wish you were here. We're just two lost souls swimming in a fish bowl, year after year, running over the same old ground. What have we found The same old fears. Wish you were here. | Así que crees que puedes distinguir |
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