A veces me lleno de ternura
y me pierdo en las texturas de las cosas, en los ruidos suaves, en el tiempo.
Como en la playa, donde un niño levanta piedras y mira la arena debajo aun húmeda, oscura.
Cuento los días de la semana con los dedos de la mano
y confundo las ganas de reír con las de llorar.
Cambio los deseos por anhelos
y la soledad por una melancolía fuerte que saluda desde lejos moviendo los dos brazos.
De repente entiendo cómo calienta la ropa, cómo el agua hierve por las mañanas,
y me escondo en un rincón sin ninguna distancia de todos los recuerdos.
Cuando todo viene, a un tiempo,
nos invade la sensación de presencia,
pero luego se escurre.
Aun amamos.
1 comentario:
Es maravillosa
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