guiado por las apariencias

22/5/09

Miscelanea.

Últimamente me viene a la cabeza una historia extraña. Pienso que lo que estoy viviendo ahora es un recuerdo en la cabeza de mi yo futuro, como un flashback en una película, en algún momento voy a salir de la ensoñación, alguién me dirá: "Señor Huici, le preguntó si no será así". Esas palabras me devuelven a la realidad en la que soy un psicoanalista de 56 años en un congreso, en un mundo futuro que intenta reconstruirse después de las profundas heridas de una tercera guerra mundial. Yo pido que me repitan la pregunta. Sigo siendo un tipo menudo, sigo pensando demasiado, hay cosas que no cambian, pero mi espalda duele aun más y la pasión que alimenta mis actos hoy ha sido sustituida por algo menos intenso pero más constante, tal vez eso que llaman "madurez".

El tema de la juventud vista desde la senectud me lleva a la muchacha con espejo de Giovanni Bellinni. Tal vez el primer desnudo laico del Occidente pos antiguo. Un cuadro de esos últimos años en los que Bellini ya ha abandonado su "maniera seca" y abre su pincel al maravilloso universo de lo blando, de lo táctil. Lo tactil es fugaz, es moderno, es tan fugaz y tan moderno que el desnudo contemporáneo intenta huir de ello centrando sus ojos en mujeres fibrosas, de curvas moderadas y rígidas que buscan escapar al tiempo. La mujer de Bellini es redonda, rolliza, su rostro triste. No me resulta una imagen muy erótica en realidad, la melancolía que impregna la escena desanima a cualquiera, una vez escribí:

Lo que pudo ser se quema
la vida se volvió loca.

No es coincidencia que Jean Clair vea en la melancolía uno de los temas fundamentales de la pintura contemporánea, en concreto de la pintura figurativa, esa que intenta atrapar la imagen, siempre fugaz, eternizándola, inmortalizándola. No creo que sea posible concebir un medio más nostálgico que la fotografía.

La relación entre arte y religión es fundamental para entender la crisis de la pintura y su avocación a la melancolía (de la que nunca estuvo totalmente exenta). La mayor parte de las religiones tienen en las soluciones escatológicas uno de sus puntos fuertes, la religión tiende a ser un antídoto contra la melancolía, contra la conciencia de la mortalidad. La pintura de un mundo religioso nos muestra escenas que nunca morirán del todo, porque nunca nada muere del todo, todo tiene un sentido. La transición hacia lo fugaz es especialmente elocuente en el Rococó; de la épica barroca a al erotismo de las fiestas galantes.

No es coincidencia que ese Mundo de las Amistades Peligrosas, de Casanova, de Watteau, esté tan obsesionado con el sexo. Freud no hubiese existido en un mundo religioso. Es muy probable que la neurosis y la represión sexual ya fuesen las fuentes de la energía que nos llevan a generar la cultura, pero canalizándolas en concepciones absolutas se hace muy difícil descubrir el pastel.

Los egipcios, capaces de construir las pirámides, fueron un pueblo que a penas dejó historias escritas. Sus mitos son bastante pobres dramáticamente en comparación con la epopeya de Gilgamesh o la deslumbrante mitología griega. Los Egipcios no necesitaban historias porque eran eternos del todo, sin principio ni fin. Grecia, en cambio, era un pueblo muy religioso, pero tenía una religión muy peculiar, la otra vida era una existencia residual, fantasmal, anodina. Por eso son los grandes contadores de historias, por eso fueron tantas cosas, por eso sufrían de una ansiedad tan acuciante como la nuestra.

Pero toda verdad a gran escala (y las verdades a gran escla son precisamente mi peor vicio), tiene su envés. Qué poco se ha inventado. En el Primer Periodo Intermedio, en los años de anarquía y profunda crisis espiritual tras el Imperio Antiguo, más allá del 2º milenio antes de Cristo, un poeta acompañado de la música de un arpa recitó el siguiente canto ante el faraón Intef. El Faraón, que por encima de ningún otro monarca de la historia basaba su poder en su carácter inmortal, mandó grabar los versos en su tumba:

“Generaciones y más generaciones desaparecen y se van,
otras se quedan, y esto dura desde los tiempos de los Antepasados,
de los dioses que existieron antes
y reposan en sus pirámides.
Nobles y gentes ilustres
están enterrados en sus tumbas.
Construyeron casas cuyo lugar ya no existe.
¿Qué ha sido de ellos?
He oído sentencias
de Imuthés y de Hardedef,
que se citan como proverbios
y que duran más que todo.
¿Dónde están sus moradas?
Sus muros han caído;
sus lugares ya no existen,
como si nunca hubieran sido.
Nadie viene de allá para decir lo que es de ellos,
para decir qué necesitan,
para sosegar nuestro corazón hasta que abordemos
al lugar donde se fueron.
Por eso, tranquiliza tu corazón.
¡Que te sea útil el olvido!
Sigue a tu corazón
mientras vives.
Ponle olíbano en la cabeza.
Vístete de lino fino.
Úngete con la verdadera maravilla
del sacrificio divino.
Acrecienta tu bienestar,
para que tu corazón no desmaye.
Sigue a tu corazón y haz lo que sea bueno para ti.
Despacha tus asuntos en este mundo.
No canses a tu corazón,
hasta el día en que se eleve el lamento funerario por ti.
Aquél que tiene el corazón cansado no oye su llamada.
Su llamada no ha salvado a nadie de la tumba”.
.
Como soy un cansino que lleva toda su corta vida hablando de lo mismo, es probable que sea algo similar a esto lo que cuente en mi ponencia de ese congreso en el que estoy a punto de despertar. Tal vez la habré acabado precisamente con este poema, espero que para entonces escriba mejor y haya dejado al fin de ser tan cursi.

Mientras, en este recuerdo, llevo ya más de un año con este blog, un año en el que han pasado muchas cosas, un año que coincide con las 100 entradas nada menos. Gracias a todos los que me habéis estado leyendo, gracias en concreto a Marcos y Julio por haberme apoyado en mi nuevo periodo de inactividad bloguera que, en esta ocasión, se ha debido a motivos más felices. Gracias también a la fuente de esos motivos.

Bellini tenía 85 años cuando pintó a esa chica.

Plata y oro, muchachos

y que os sea útil el olvido.

P.D. tras releer: Joder, qué pedante me he puesto esta vez. JJ, lo cierto es que siendo un aniversario tan señalado no podía ser menos.


Bellini. Desnudo con espejo.Kate Moss.

Fragonard. Niña jugando con un perrito.

1 comentario:

Mark dijo...

La melancolía dirige mis pasos, los oprime, limita mis sueños para que no me derrumbe, juega ha ser la diosa de mi templo, el cual construí sin deidad determinada, agradezco sus caminos fríos y calmados, por los cueles no te cruzas con vendedores, por que sus senderos son amargos y el destino es gris. La sensual tristeza no se vende, se regala.

Gracias por mencionarme en tu entrada, me alegra que tengas motivos mas felices.