Ahora que he abierto los dos ojos
miro y sólo veo
promesas de algo que no puede ser.
En el último tren de madrugada
el ruido de la máquina suena a un quizás que se repite,
casi puedo imaginarme muerto.
Así de solo, así de sabio,
así de perdido en un cielo anónimo y azul.
Pedazo de mí que por fin dejaste de tener cara.
Ahora que beso tus párpados mientras duermes
es cuando más te añoro.
Largo camino a la luz
pero más largo será el regreso a casa.
Tal vez jamás,
tal vez, quizás,
sonrisa, rubor y las rodillas lisas asomando por debajo de tu falda
para siempre.
guiado por las apariencias
28/1/10
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